Popescu resuelve un 'derby' espeso
Un penalti de Pochettino condenó al Espanyol en el Camp Nou
Una acción banal, un penalti un tanto absurdo y desapercibido para muchos, disparó el cardiograma de un partido plano hasta entonces. Más de 50 minutos estuvo el derby sin otra chispa ni tirón que la brega, la discusión y la fracasada búsqueda de alguna ventaja táctica que desequilibrara. Al final fue el malabarismo de Pochettino sobre Abelardo, sin que éste tuviera demasiada opción para pescar el centro desde el banderín de córner de De la Peña, el que abrió un partido hueco.Los acontecimientos se precipitaron. Los banquillos se movieron. El Espanyol empujó y el Barcelona salió mejor. El palo (m. 60) y Busquets (m. 62 y m. 64) evitaron que Lardín primero y Javi en dos ocasiones premiaran el sobreesfuerzo de los suyos. El Barcelona se quedó muy conforme atrás, incapaz de mantener un ritmo en sus acciones pero tranquilo con el 1 -0 y confiado en los espacios que le abrió el Espanyol. Kodro en un par de ocasiones (m. 74 y m. 80) estuvo a punto de poner en el marcador el 2-0 que Cruyff había pedido antes del partido.
Camacho se guardó la munición y renunció, habida cuenta de que restan por disputarse .90 minutos más, a morir como lo había hecho en el partido de Liga. El relevo de Lardín por Herrera fue muy sintomático. El técnico del Espanyol entendía como mal menor el 1-0.
La tensión le había podido por completo al primer tiempo de un derby que derivó hacia los márgenes más opacos del fútbol. El acelerón de un Barça que salió a toda pastilla duró apenas diez minutos. Fue el intervalo que precisó el Espanyol para aplicar sus ajustes defensivos y edificar su frontón. Los jugadores del Espanyol se aleccionaron para el partido con un vídeo del último Barça-Madrid. Pero el Barça de las mil caras tuvo poco que ver con el de entonces. Salió ayer con Ferrer, Abelardo y Sergi atrás, Guardiola de medio centro y Popeséu por delante suyo, con Nadal y De la Peña en los flancos. Kodro y Hagi abrieron los vértices del ataque al que Bakero se incorporó en el centro.
El Espanyol quedó inerme por momentos. El Barça estuvo a punto de desenfundar. Forzó seis saques de esquina en apenas diez minutos. Su presión y su ritmo fueron frenéticos. Pero el Espanyol descubrió en ese tiempo que la línea de medios azulgrana estaba más hecha para la presión que para la salida. Nadal y Popescu tapaban a Arteaga y a Brnovic lo que, unido a los marcajes de la defensa azulgrana desactivaron al Espanyol. La otra cara de la moneda es que el Barcelona no encontraba caminos para apuntar a Raúl. El portero blanquiazul se empleó a fondo y con acierto en un duro remate de Popescu (m. 18), pero tuvo que moverse en la soledad casi tanto como Busquets para no congelarse. El desencanto del fútbol descerebrado se apoderó por momentos del Cam Nou.
La entrada de Figo y Oscar por Hagi y Bajero le dieron mayor empaque ofensivo al Barcelona en el segundo tiempo. Pero el Espanyol respondió con la rriísina medicina pero acabó resignado a su suerte.
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