Viva la Copa
Lleno. Lleno en Liga. Lleno en Copa. Lleno el sábado, lleno el domingo, lleno entre semana. Lleno en primavera, en verano y en invierno, con tiempo apacible o con temporal, Por la tarde y por la noche. Lleno si se televisa y, lleno si no se televisa. Lleno también si se televisa un Barça-Madrid. Siempre lleno. Da gusto asomarse al viejo Mestalla porque jamás el partido está desambientado. Felicidades a la afición del Valencia.El fútbol es así. Y nunca nos cansaremos de repetirlo. El Atlético cuajó una impecable primera parte. Defensa adelantada que desarmó al Valencia, rigor posicional, imaginación en Kiko y Pantic, constancia... Pero falló un penalti nada más empezar y vio como el Valencia le marcaba gol las dos veces que consiguió quitarse el dogal del cuello. Porque el Valencia tiene lo que tienen los grandes. Contundencia. Y porque el fútbol es así.
Pero también es así. Fallamos un penalti y seguimos atacando. Nos marcan un gol y seguimos atacando. Nos marcan el segundo, y lo mismo. Marcamos uno y seguimos al frente; y tras el segundo; y tras el tercero. Un equipo es juego y preparación física, pero sobre todo es un estado de ánimo. Y en ese sentido la tarea de Antic en el Atlético es impecable. A pesar de sus cosas, de sus sorpresas y de sus casualidades, que tanto llaman la atención cuando se producen, el fútbol tiende a ser justo, a premiar los esfuerzos, el trabajo bien hecho.
El premio. El premio a tanto esfuerzo llega al final. Entonces, sí. Entonces se puede tomar aire, retar al rival, esperarle en el terreno propio y fulminarle en los contraataques.
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