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La frágil paz de Dayton

Radovan Karadzic está otra vez en escena y se comporta como un príncipe grande y poderoso. Desde la firma de los acuerdos de Dayton, el líder serbio se había mostrado muy comedido. Ahora vuelve a ser osado. Sin duda, le habrá dado ánimos el extraño hecho de que, a pesar de estar denunciado ante el tribunal de criminales de guerra, ha traspasado varias veces los controles de las fuerzas de paz sin haber sido detenido. ( ... )¿De verdad es posible que no tenga que temer nada de nadie? ¿Ha perdido el mundo, apenas adquirida, su posición de poder en Bosnia? Todavía no hemos llegado tan lejos. Pero la autoridad se desmorona en muchos puntos. Las crisis de Sarajevo y Mostar lo reflejan, y en la cumbre de Roma no bastarán los llamamientos a los líderes de los tres bandos enfrentados para volver a (lar vigencia a Dayton.

Pues, en última instancia, no es posible resolver mediante negociaciones una deficiencia básica: Occidente ha firmado los acuerdos de paz con aquellos que han desencadenado y dirigido la guerra. Estos han firmado únicamente bajo una presión transitoria, muy conscientes de poder socavar la convivencia multiétnica en Bosnia. Para ello ni siquiera es necesario que nadie ataque a los soldados estadounidenses; basta con no cooperar. ( ... ) Las tropas de paz difícilmente intentarán comprometerse obligándoles por las armas: no está contemplado en su mandato... y sería demasiado peligroso.

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