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González asegura que ganará a las encuestas

El líder del PSOE pide a los militantes que confíen en Belloch

Luis R. Aizpeolea

Felipe González confirmó ayer que no es una leyenda su capacidad para reaccionar ante el castigo. Con todas las encuestas absolutamente en contra, no se anduvo con contemplaciones. Justo al comenzar su mitin en Zaragoza aseguró que le gustan las batallas difíciles, que lo importante es ganar esas batallas y que también esta vez va a ganar a las encuestas. Con ese arranque levantó al público de la capital aragonesa que, totalmente entregado, abarrotaba el Palacio Municipal de Deportes. González no hizo, como la víspera en Murcia, ningún amago ni concesión a la posibilidad de perder las elecciones. Jugó a fondo a levantar el ánimo de sus seguidores, y lo consiguió con creces. El presidente del Gobierno dio su total respaldo al ministro Juan Alberto Belloch.

González se fue creciendo a lo largo del mitin. Estuvo contundente. Contó chistes y dibujó frecuentemente la sonrisa. "¿Por qué no pierdo la sonrisa?", dijo en un momento de complicidad con el público. Entonces recurrió a la historia de su partido. "Hace 20 años empezamos la tarea de cambiar España un número similar a los que estamos aquí. ¿Qué dificultades vamos a tener? He sido secretario general durante 22 años porque mis compañeros han querido que lo sea. No me voy a apear de mis ideas". Su voluntad expresa de pelea levantó el ánimo de los asistentes cuando pidió a todos que hicieran el esfuerzo de contar "boca o boca" lo que habían oído en este mitin para "luchar" contra las encuestas.Le ayudó en la tarea de enardecer los ánimos el ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, cabeza de lista por Zaragoza, que en su intervención, previa a la de González, ya caldeó el ambiente. Belloch dijo que nada está hecho, que hay un 27% de indecisos, y que hay otras encuestas con resultados mejores. Se refería a un sondeo que ayer dio a conocer el comité electoral del PSOE, dirigido por Julián Santamaría, con más de 2.400 encuestados, en el que la diferencia entre PP y PSOE es de sólo cinco puntos en intención de voto.

González transmitió a sus seguidores la idea de que los socialistas deben disponer de sus propios medios para convencer a los electores en estos comicios. "Más que nunca hay que contar boca a boca nuestras propuestas" porque "esta vez no vamos a contar con apoyos. No vamos a tener muchos titulares a nuestro favor".

Para ello, previamente presentó al PSOE como un partido acosado desde el mundo de las finanzas -Emilio Botín-, desde un sector de la gran empresa privada -José María Cuevas y Carlos Espinosa de los Monteros- y del PP en una "compleja trama de intereses". A Aznar lo definió como la correa de transmisión de esos intereses, aunque se cuidó de entrar en el ataque personal. Se limitó a señalar únicamente que el líder del PP tiene miedo a debatir con él.

Dramatizó más aún que la víspera sobre el riesgo de una victoria de los populares. "Van a liquidar el sistema de bienestar social. Tengo la obligación de advertirlo". "La sanidad y la educación no pueden convertirse en un negocio". "Siempre habrá una diferencia entre conservadores y progresistas, y se mide en su actitud hacia los gastos sociales".

En Zaragoza apenas se refirió a Julio Anguita, pero cuando lo citó fue contundente. Aprovechó su ataque para replicar a Nicolás Redondo, que el viernes había señalado que el voto útil ya no es el voto al PSOE: "¿Cuál es la izquierda real? Es la que ha universalizado la educación, la sanidad y ha conseguido que todos cobren pensiones, incluso los que no han cotizado a la Seguridad Social"

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.Agua para todos

González volvió disciplinadamente en Zaragoza a explicar el programa socialista, aunque ayer introdujo alguna novedad al insistir en el compromiso en materia de infraestructuras -"habrá tren de alta velocidad en Zaragoza y será el principal centro de comunicaciones"- y en la cuestión del agua. Alardeó, llegado este punto, de decir lo mismo en Murcia -azotada por la sequía- que en Aragón -enriquecida por el Ebro- y se arrancó: "Pacto del agua de Aragón sí, y de solidaridad con toda España también".

Esta referencia a la polémica sobre el agua le dio pie para soltar uno de sus discursos más queridos: "España es un Estado de las autonomías que respeta las diferencias. No somos lo mismo unos que otros, pero todos tenemos que convivir. No podemos fomentar los conflictos interterritoriales. Es lo peor que puede pasar".

Belloch fue una auténtica revelación mitinera, de tal manera que cuando se- cruzó con González para cederle el turno de palabra, éste, con su mejor sonrisa, le dio la enhorabuena., El ministro se despojó de su chaqueta. Subió a la tribuna. Levantó los brazos como los políticos metidos en el oficio y se explayó en un discurso largo, trufado de expresiones populares y refranes.

"Quien con lobos se acompaña, si no aúlla hoy le aullarán mañana". Así ilustró, por ejemplo, la denuncia, muy presente en el guión de ayer, de que Aznar es un mero recadero de los intereses de la banca y de un sector de la gran empresa privada. "Lo que quiere la derecha es que haya más Moreiras y más Manzanares", remató en alusión a los jueces Miguel Moreirás y José Luis Manzanares.

Casi al principio, y para entrar en calor, ya había dicho: "He firmado un contrato con Aragón y. palabra de aragonés que lo cumpliré". Como era de suponer, levantó al público. Un público que entró muy animoso, como queriendo ofrecer la imagen de que los sondeos no le afectaban y que dio con un eslogan al hilo del principal latiguillo de Felipe González: "Por consiguiente, Felipe presidente", coreó una y otra vez un público enardecido.Roldán y Marco

Belloch sabía muy bien dónde estaba. En Aragón fue donde comenzaron las andanzas del ex director de la Guardia Civil Luis Roldán, concejal de Hacienda en el primer Ayuntamiento democrático de Zaragoza. El propio presidente de la comunidad, el socialista José Marco, tuvo que dimitir por un escándalo, meses antes de las elecciones autonómicas.

Relató con detalle la lucha del Gobierno contra la corrupción a través del caso Roldán. "En Aragón también hemos tenido casos graves de corrupción, pero hemos sabido reaccionar. Hemos pagado un precio. Nos han votado menos en las europeas y en las autonómicas. Pero hemos puesto a salvo la honradez socialista, que es nuestro fundamental patrimonio".

El juez metido a político fue ayer un militante socialista más, pese a carecer de carné. Terminó sudando la gota gorda. Tanto que Felipe González le homenajeó con un reconocimiento público. Alabó su papel en el Ministerio de Justicia e Interior y terminó con un respaldo expresivo- "Confío en él y quiero que confiéis en él para levantar el ánimo".

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