ARTE dedica al 'cannabis' su noche temática

La cadena ARTE opta esta. noche por la droga blanda. Todo un especial dedicado al cannabis a través de un largometraje (Bajarse al moro, de Fernando Colomo) y dos, documentales, uno de ellos de cosecha propia (La ruta del hachís) y otro de origen franco-alemán (Una planta entre el bien y el mal). Este último es, probablemente, lo mejor de este digno paquete audiovisual sobre esos derivados del cáñamo que suscitan inquebrantables adhesiones y durísimas condenas.

Una planta entre el bien y el mal evita cualquier consideración moral y se consagra a situar convenientemente la evolución del cannabis desde perspectivas sociológicas, históricas y económicas. Se apoya en una excelente selección de imágenes que, entre otras cosas, sirve para demostrar que el consumo de hachís no es un invento de los años sesenta, sino algo que existe desde tiempo inmemorial.

Aunque no de manera explícita, los responsables del documental sitúan el cannabís al mismo nivel que una droga legal como el alcohol y no toman partido ni a favor ni en contra. El cannabis, vienen a decimos, ha ido evolucionando al mismo ritmo que la sociedad. Según se nos cuenta, hasta la gloriosa reina Victoria de Inglaterra lo consumía a la hora del té disuelto en una mermelada.

Uno de los entrevistados, que ahora se gana la vida dando conferencias por todo el mundo, afirma que el cannabis le curó de un cáncer en apariencia mortal. Otro asegura que no podría escribir sus novelas de ciencia-ficción sin consumirlo... Toneladas de información y un tono imparcial hacen de Una planta entre el bien y el mal un completo y ameno documento.