_
_
_
_

Cruyff, "tortura" a sus jugadores con el vídeo del partido con el Numancia

El Numancia ha abierto un boquete en el vestuario del Barça. Johan Cruyff, su técnico, acusó en Soria a los 11 futbolistas que jugaron en Los Pajaritos de haber hecho el "ridículo" al empatar con un Segunda B. El holandés obligó a sus jugadores, sin apenas dormir, a entrenar apartados del resto del plantel y a repasar el vídeo del partido. Pero el grupo, en una decisión sin predecentes, no se ha mordido la lengua: rechaza haber hecho un juego tan espantoso y que se dude de su entrega y profesionalidad. El vestuario se coloca en una situación delicada, Cruyff se ha enfrentado a sus jugadores, sus únicos teóricos aliados en el Barça cuya directiva le busca el relevo para la próxima temporada.

Más información
El día que Soria subió a Primera

Cruyff, tan dado a mover sus peones, no hizo cambios en todo el partido. No fue cuestión de estrategia: "Fue para que hicieran el ridículo ellos solos", dijo el entrenador que, desde hacía un mes, les defendía de actuaciones más que discretas. Cruyff les acusó de jugar sin cabeza por haber encajado los goles en los minutos 1 y 90 y advirtió que había extraído conclusiones: El partido le clarificó, dijo, qué jugadores podían ser titulares y quienes no. "Hay algunos que no merecen estar en este equipo".El holandés no tardó ni un segundo en actuar. Recuperó su mano de hierro -aparcada desde hacía un mes- y ordenó que el entrenamiento fuera a las 10.30, a la hora habitual. El técnico ignoró que la plantilla realizó en autocar el trayecto desde Soria a Barcelona (458 kilómetros) y que llegó al Camp Nou, sobre las 5.00 de la mañana. Nadie duda que, en principio, la sesión estaba programada para por la tarde. Los 11 jugadores se entrenaron solos, al margen del resto de la plantilla. Durante media hora dieron algunas vueltas al campo adyacente de La Masía y realizaron ejercicios de estiramiento. Luego, por sugerencia del holandés, se encerraron solos en el vestuario repasando en vídeo la primera parte del partido.

El capitán, José Mari Bakero, y su ayudante Gica Popescu -ninguno de los dos jugó- evitaron hacer declaraciones. Gica Hagi y Luis Figo no salieron del vestuario. Tras revisar las imágenes, el resto fue desfilando hasta el paredón de una colmena de cámaras y micros y habló por una sola voz: todos replicaron la tesis del ridículo, aunque aceptaron la amenaza del entrenador de cortar cabezas. "Nunca hemos protestado por cambios en las alineaciones. Ha sido la norma de esta plantilla", subrayó Guardiola, cuyo error al final del encuentro propició el segundo gol.

"Tras el partido, tenía claro que no habíamos hecho el ridículo. Pero, tras ver las imágenes, aún estoy más seguro". Guillermo Amor fue, quizás, el hombre más contundente. Destituido por Cruyff como segundo capitán en favor de Popescu, el centrocampista negó que la plantilla hubiera ido a Soria con el único propósito de "ver la nieve" y dar una vuelta por el campo. "La opinión de Cruyff te puede afectar o no. Hay que darle la importancia justa", añadió. "No se puede dudar de nuestra profesionalidad. Sabíamos que era más que un partido y que se había orquestado un campaña contra nosotros: Un mal resultado podía generar follón, líos... Pero eso entra dentro del juego".

Guardiola entendió el enfado de Cruyff. "Hicimos lo que pudimos, pero siempre salimos motivados. Ahora sólo pienso en ganar al Rayo [el Barça juega mañana en Vallecas] y en preparar el partido ante el Madrid [la próxima jornada]. No quiero contestar a nada más. Sólo que jamás despreciamos al Numancia. Teníamos muy en cuenta que había eliminado a tres Primeras -el Racing, la Real y el Sporting-. "¡Parece que hayamos perdido 4-0!", se sorprendió Abelardo. Un 2-2, en Copa del Rey, no es mal resultado". "Tenemos la conciencia tranquila porque dimos lo máximo", remachó Ferrer.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_