El Deportivo se pasea por El Helmántico

El Deportivo se paseó por Salamanca. Goleó, encantó y dejó al equipo local con todo el miedo al futuro. Aunque la Liga del cuadro charro es otra, el 0-5 de anoche no parece la mejor tarjeta para sus próximas batallas contra los modestos.El Deportivo marcó muy pronto, pero perdonó mucho más. Su superioridad táctica fue evidente y dio la sensación incluso de jugar con demasiada relajación. Aun así, además del gol de Aldana, él mismo remató en una ocasión al poste y Aizpurúa salvó el segundo tanto tras un saque de falta de Bebeto cuando el balón entraba después de pegar en la madera. El partido era de sentido único.

El Salamanca no presionó demasiado al Deportivo y sus hombres encontraron espacios con facilidad. Para colmó de desgracias locales, Iturrino, lateral izquierdo ocasional al estar lesionados Josema y Jandri, se tuvo que marchar también lastimado. El carril de su lado había sido aprovechado varias veces por Alfredo y no sólo por él. Todo el peligro vino por ahí.

La entrada de Latorre por Iturrino, simplemente retocó las líneas salmantinas, pero no aportó mucho más. Lillo retrasó a Medina al lateral izquierdo y a Vellisca en el centro del campo para dejar más adelantado al argentino. El Salamanca pareció revivir, parte encorajinado por el primer gol, parte por el cambio. Pero fue un espejismo. Justamente en esos momentos de resurgir local, el Deportivo apuntilló. Se desbordó la calidad en grado puro y se esfumó esa máxima de que en fútbol es peligroso perdonar porque luego puedes lamentarlo. Aldana culminó así una gran noche, pero en la que volvió a ser fácil brillar apoyándose en pivotes geniales como Fran. El conjunto de Toshack fue demasiado superior y el Salamanca demasiado blando. Fue todo un índice de que el árbitro no tuviera que mostrar ni una sola tarjeta.

El Salamanca presionó mucho más en la segunda parte, pero su inferioridad fue manifiesta. Apenas tuvo ocasiones de gol y encajó dos más, el primero otra perla, esta vez de Manjarín, un jugador cada vez más asentado y que pudo poner él broche de la media docena si le sale una vaselina final con espléndida intención.