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Tribuna
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Eslóganes preelectorales

Prácticamente desde el día siguiente de que la incógnita -relativa- en tomo a la próxima convocatoria electoral se convirtiera en noticia oficial, nuestros principales partidos políticos se han dado prisa en recurrir a su gran aliado de los últimos tiempos: la publicidad.Así, en un caso, coincidiendo con la celebración del 12º congreso del PP, y en otro, con la conferencia política que recientemente ha reunido en Madrid a los cuadros del PSOE, ambas formaciones han lucido eslóganes preelectorales que pueden constituir un indicio -o tal vez una maniobra de diversión- de los planteamientos publicitarios que estos partidos se disponen a esgrimir en la ya cercana campaña.

Gana el centro, el eslogan del congreso del PP, constituye una de esas frases publicitarias cortadas a escuadra donde los sentidos implícitos se siluetean bajo los explícitos. Comenzando por el más claro de los explícitos, el lema del PP pretende ser algo así como la proclamación anticipada de una victoria, que los sondeos preelectorales no dudan en otorgarle. Pero, a través de esa noticia anticipada, el primero de los sentidos explícitos se transmuta en uno de los implícitos; pues la victoria previsible del PP es presentada como si se tratara de una victoria del centro; lo cual implica, por una parte, una confesión, acerca de la operación de travestismo político en que se halla entregado actualmente el partido, y por la otra, una especie de piropo que éste dirige al sector que va a constituir, según todos, los pronósticos, el gran protagonista de las próximas elecciones: el electorado de centro. El segundo sentido explícito del eslogan preelectoral del PP (lo que éste tiene de imperativo: gana -tú- el centro) se entrevera con otro implícito: pues pudiera suceder muy bien que lo que dicho imperativo aparenta tener de llamada a favor de un determinado comportamiento -en esa búsqueda eterna del centro en la que todos estamos más o menos embarcados- constituyera algo así como una confesión de parte, a través de la cual el PP viene a reconocer lo mucho que le falta para constituir realmente una candidatura de centro. Llamada dirigida, por consiguiente, en lo fundamental al propio partido y reforzada -en el estilo tradicional de consigna- por el imperativo de la voz de mando.

El eslogan preelectoral del PSOE resulta, por su parte, mucho más transparente. Proclamar a estas alturas de la función que existe una España en positivo e identificar esta parte de la cuestión con el partido en el poder constituye una clara constatación de que se quiere eliminar de dicha identificación esa otra España en negativo que existe junto a aquélla y que el propio lema publicitario convoca en su referencia, harto ingenua, a una realidad compuesta inevitablemente de dos caras. De este modo, el eslogan del PSOE parece traslucir el grado de confusión con que el partido concurre a las elecciones y su temor a que alguien haga referencia en la consiguiente campaña electoral a esa "España en negativo" que ellos tratan de ocultar pudibundamente, pero que precisamente en la misma medida confiesan.

Más enigmático es el giro icónico que el PSOE ha llevado con ocasión de la misma conferencia nacional, presentando como símbolo gráfico de la misma una rosa liberada de su tradicional emsamblaje con el puño y desplazando a un segundo plano el logosímbolo emblemático de siempre. ¿Se trata, como en el caso del PP, de un mensaje sutil dirigido también a ese centro que constituye el punto de mira de unos y otros? ¿Se trata de extirpar de la representación icónica del partido cualquier vestigio reivindicador, pues ya no es el ancestral, y ya carente de referencias, puño obrerista el que la sostiene? ¿O se trata, finalmente, de reconocer -a través nuevamente de un lapsus freudiano- el estado de abandono en que se en cuenta la histórica rosa, socialista, en la medida que quienes últimamente la sostenían no parecían encontrarse a la altura de su misión?

Antonio Caro es profesor de Publicidad de la Universidad Complutense de Madrid y autor del libro La publicidad que vivimos.

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