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Tribuna:EL DEFENSOR DEL LECTOR
Tribuna
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No era el "Cerro del Sol", sino el "Cerro del Oro"

Juan Arias

La semana pasada, en esta misma columna, alertábamos sobre los pies de foto equivocados, y de nuevo hemos tropezado en la misma piedra. En efecto, en la edición de Andalucía del pasado martes día 16, la crónica titulada Granada reduce su término municipal tras la invasión de casas de un pueblo limítrofe estaba ilustrada con una foto de Charo Valenzuela en la que aparecían unas viviendas unifamiliares tituladas "Cerro del Sol". Como escribe al Defensor del Lector Emiliano Rodríguez, representante de dicha firma, "el cartel y viviendas no se corresponden con las aludidas en el artículo y por contra son las viviendas, cartel y anagrama de la sociedad a la que represento, Construcciones Roma, SA, que, al margen de la querella, nada tienen que ver con el asunto".Y así es, como ha confirmado este departamento Sol Fuertes, responsable de la redacción de la edición de Andalucía. "De hecho, en cuanto nos dimos cuenta del error, que lamentamos mucho", dice Sol, "hicimos publicar enseguida una fe de errores".

Al responsable de Roma Construcciones no le ha parecido suficiente sin embargo dicha fe de errores publicada en la. edición de Andalucía y ha acudido al Defensor del Lector, considerando que dicha foto equivocada ha dañado gravemente el nombre de su empresa.

El error tuvo lugar porque en el artículo se hablaba de otra urbanización, cercana, que se llamaba Cerro del Oro y la fotógrafa la confundió con la del Cerro del Sol. Después, esa falta, a veces, de controles por parte del diario, que lamentaba el domingo pasado en esta misma columna José María Izquierdo, director adjunto del periódico, hizo que la foto se publicara confundida. Por lo que no nos queda más que excusamos sinceramente ante el empresario damnificado.

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A su vez, Emilio Carrasco Castillo, alcalde de Cenes de la Vega, la localidad granadina de la que se denunciaba, en el artículo que ilustraba la foto, el haber licitado una urbanización que rebasaba su territorio, se ha dirigido también al Defensor del Lector, quejándose de que el cronista Alejandro Víctor García hubiese recogido sólo las opiniones de una parte de las implicadas, sin haber hablado con él. ¿Por qué no lo hizo?.

El corresponsal granadino, interpelado por este departamento, ha explicado que se trataba más bien de un caso de color, con típico sabor provincial. "Es verdad que nuestro Libro de estilo", responde Alejandro, "obliga a contrastar cualquier información polémica. Sin embargo, en la crónica que publiqué no lo hice porque consideré que la noticia era más bien un suceso pintoresco, relacionado con la peculiar visión del urbanismo que ha primado en este pueblo, que no una verdadera confrontación entre dos municipios". Y añade: "La reducción del término, municipal de Granada fue acordada el pasado mes de noviembre en un único documento firmado por ambos municipios. Bastaba, pues, conocer uno, para saber el otro". Nuestro corresponsal informa que es conocedor de que el actual alcalde de Cenes no es responsable de lo que pudiera haber hecho su antecesor, Antonio Alarcón, un colega suyo del PSOE expulsado por el partido con cuya herencia tuvo que apechugar. Un personaje, por cierto curioso, de quien cuenta Alejandro que se había encontrado, paseando al lado del río, un meteorito que hizo exponer en una joyería para que la gente fuera a tocarlo y al que atribuía milagrosas curaciones de dolores por frotamiento con la parte enferma del cuerpo.

Al parecer, la fiebre inmobiliaria de Cenes había llegado a tales extremos, con dicho ex alcalde, que una constructora daba para sus informaciones, en 1989, el teléfono del Ayuntamiento. Y el alcalde había incluso. propuesto bautizar las calles y plazas del pueblo con los nombres de los constructores. Se trata de una localidad con 3.000 habitantes de hecho y unos 6.500 de derecho.

Ahora, el nuevo alcalde de Cenes asegura en carta dirigida al Defensor del Lector que su Ayuntamniento "no tiene pretensiones territoriales ni disputas con ningún municipio y está dispuesto permanentemente a recurrir al diálogo y al sentido común para resolver cualquier controversia". ¿Por qué no creerle?

Varios lectores del País Vasco se han dirigido repetidas veces al Defensor del Lector para quejarse de los constantes errores en transcripciones y traducciones del euskera. Algunos han planteado un problema insoluble técnicamente, que es la separación a veces incorrecta de palabras en euskera, cosa que ocurre también con vocablos de otras lenguas que no reconoce el ordenador. Pero Iñaki Goitia, en carta al director, en la que anticipa su deseo de dirigirse al Defensor del. Lector, se queja de que el 8 de enero pasado se escribió en una crónica "Txorten orokorra" en vez de "Txosten orokorra". Y explica: "Ya sé que para cualquiera de ustedes es absolutamente irrelevante el cambio de una simple letra: ni txorten ni txosten significán nada para quien no conoce el euskera.

Pero para los vascohablantes lectores de EL PAÍS sí, y el cambio no es en modo alguno insignificante. Txosten significa "informe", mientras, que txorten, en su acepción más benévola, significa "pedúnculo, rabo de las frutas", y en una acepción más vulgar, que no suelen recoger los diccionarios, significa "fórnicación". Dejo a su libre albedrío buscar un equivalente castellano vulgar y soez de fornicación para que se hagan una idea. Así pues, si txosten orokorra significa "informe general , ¿entienden lo que significa txorten orokorra? Bueno, pues eso es lo que yo he leído en el mencionado artículo.

Y concluye: "Un periódico como EL PAíS no debe -no puede- permitirse este tipo de errores negligentes. De hecho, no se los permite en el caso de otras lenguas más extranjeras. ¿Qué sentirían ustedes si vieran a Cervantes citado en un periódico extranjero como el autor del Pijote o se comentara que tal organismo ha presentado su Infame general? Y, por favor, no echen esta queja al saco general del victimismo vasco; no es el caso. Si mis conocimientos me lo permitieran me quejaría igualmente si los errores afectaran al nepalí o al kirundi".

Después de reconocerle al lector que este diario no debe permitirse hacer ningún error, de ningún tipo, por respeto a todos los lectores, en lo que no puedo estar de acuerdo es, en que no cometamos semejantes errores con otras lenguas. Por desgracia, los cometemos con idiomas mucho más afines al español que el euskera, como el italiano, el francés o el inglés. Con lo cual no pretendo consolar al lector vasco, sino decirle que los errores en este diario, pocos o muchos, garrafales o mínimos, no conocen acepción de personas ni de idiomas. Son errores sin más, de los que nos arrepentimos y que ciertamente no nos gusta cometer.

Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector o telefonearle al número (91) 337 78 36.

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