"Sin líos internos nos dedicamos los problemas los españoles"
José María Aznar salió ayer al paso de la sensación de excesiva unanimidad que se desprende del XII Congreso del PP. "Es el congreso de un partido fuerte y cohesionado", declaró en conferencia de prensa. "De un partido que puede ocuparse de los problemas de los españoles; precisamente, porque no tiene problemas internos de los que ocuparse, a diferencia de otros", agregó.La dirección está encantada con el espectáculo de conflicto y enfrentamiento que proyecta el debate sobre las candidaturas en el PSOE mientras su congreso da idea de un bloque pétreo, sin la mínima grieta. "Un partido centrista, abierto al diálogo; un partido unido, fuerte", insistió su presidente, "que se concentra en los problemas del futuro".
En tres resumió los objetivos de su formación: fortalecer la economía para crear empleo, revitalizar la democracia y luchar contra la corrupción hasta erradicarla y defender los intereses de España para que ocupe "el lugar que le corresponde".
Y brindó dos instrumentos, un pacto local y autonómico, para delimitar competencias y reducir el gasto público, y otro económico y social, con patronal y sindicatos. De paso, animó a CC OO sin citarla para que supere sus problemas internos y dijo a los españoles que no quiere el apoyo de una mayoría "clara y, silenciosa, sino de una mayoría cívica activa".
Herencia centrista
Por la tarde, en el discurso de defensa de la candidatura a la Ejecutiva, Aznar escogió una clave sólo positiva. Los cañonazos de toda índole a los adversarios del PSOE habían sido disparados ya por el secretario general y los defensores de ponencias.
Dijo que ha culminado la tarea que se impuso de "articular un poderoso centro político" y recordó los malos tiempos, cuando había "incomprensión, e incluso rechazo, de poderosos sectores fascinados por un poder omnipresente y que pretendía el monopolio de la legitimidad democrática".
Aznar reivindicó la limpieza de las manos de su partido y reclamó, una vez más, la herencia centrista de UCD, que consiste, en la reforma como método, el espíritu de diálogo, la moderación como talante, la asunción del pluralismo como elemento vertebrador y vivificante de la vida nacional y la voluntad de concordia".
Anunció que quiere ejercer "un nuevo tipo de liderazgo, el de la credibilidad y la confianza", y apeló a la tarea de los últimos año, con un partido "que también ha hecho su transición, porque ha sabido sumar y no restar", y a la confianza que le han otorgado los electores.
"Los problemas acumulados que deja el PSOE son de tal calibre que enderezar el rumbo constituye una empresa formidable", concluyó, "pero nuestro partido, va a hacerles frente convenciendo, creando un nuevo clima de confianza y de diálogo".
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