PEZ DE PRESA
Norm Ball, pescador aficionado canadiense, no pudo dar crédito a sus ojos cuando descubrió qué el pez vivo que utilizaba como cebo regresaba con las gafas que había perdido dos semanas antes. Ball practicaba la pesca en el hielo -como hace en invierno gran número de canadienses- cuando perdió sus gafas en el agujero que había hecho para lanzar el hilo de su caña y creyó que nunca más volvería a verlas. Los más de seis metros de profundidad del lago Nipissing (Ontario), donde pescaba, eran una buena razón para ir pensando en comprarse otro par de gafas. Pero regresó a pescar al mismo lugar con unos amigos sin haber acudido a la óptica y, al recoger el hilo de una caña en la que parecía que había picado algún pez, descubrió que su cebo vivo se las había arreglado para engancharse a las gafas perdidas en las gélidas aguas dos semanas antes. "No podía creerlo. Comencé a tirar del anzuelo y allí estaban el pez y mis gafás", afirmó el sorprendido pescador, más satisfecho por la recuperación de sus lentes que por cualquier otra captura.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.