Trabajo penitenciario
Injustamente tenemos los trabajadores penitenciarios que soportar la carga histórica de antiguas y tópicas concepciones peyorativas que sobre nuestra profesión recayeron en otros periodos históricos afortunadamente ya superados. Partiendo del texto constitucional, (artículo 25.2), grosso modo, podemos destacar que el condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma tendrá en todo caso derecho a un trabajo renmunerado y a los beneficios correspondientes a la Seguridad Social; (...) sin ahondar mucho, por razones de espacio, este derecho tiene, por su ubicación en el propio texto constitucional, una protección especial que le convierte en un auténtico derecho público subjetivo, en un derecho fundamental.
Obviamente, la Administración penitenciaria, si no le dan medios para ello, no puede satisfacer tal obligación que le corresponde por mucho empeño que ponga en el intento. Numerosas han sido las peticiones que sobre el particular han efectuado internos de diferentes centros penitenciarios solicitando el cumplimiento del claro mandato constitucional. Frente a estas peticiones, diversos autos contradictorios de los juzgados de vigilancia penitenciaria se han pronunciado en un sentido u otro. Ante estos problemas, el propio Tribunal Constitucional en dos sentencias (172/1989, de 19 de octubre, y 171/1993) sienta una curiosa interpretación al pronunciarse que estamos ante un derecho de aplicación progresiva (hace más de 17 años que entró en vigor nuestra Constitución), estableciendo así una, a mi modesto entender, jurisprudencia errónea y de lamentables consecuencias en el llamado trabajo penitenciario. No me resigno a que se nos considere lo que en la calle se conoce como "carceleros". Por la institución, por todos mis compañeros y por todos los internos de los diferentes centros penitencia rios, pido públicamente que, sea cual sea el Gobierno que salga de las urnas en las próximas elecciones de marzo, que destine una importante partida presupuestaria al capítulo dedicado al trabajo en nuestras prisiones sólo de está forma conseguiremos ser fieles al mandato constitucional y darle al preso un trato más digno y, más humano.-
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