Valores eternos
La Copa. Está quedando para esto. Un fútbol semiclandestino, entre semana, en el que los entrenadores se inclinan por reservar algunos jugadores. Campos semivacíos, a los que sólo acuden los más fieles. Y sin embargo sus valores son eternos. Sobre el césped hay un fútbol más auténtico que en la Liga porque, frente a todos los factores' de indiferencia de que se la rodea, la Copa evidencia que en ella todo es inapelable, que no, hay espacio para enmendar errores y eso le da una intensidad especial.Superlópez. Jugador sin clase, defensa que pierde demasiado de vista el balón y todo lo resuelve en faltas, colocado más adelante su tenacidad obtiene premio. Antic está extrayendo de él todo lo mejor. De los muchos méritos del entrenador yugoslavo, éste es de los más significativos. Sabe sacar de él un jugador de banda tenaz de apoyo y con una llegada entusiasta. Y si hace falta, lo convierte en un cuasi delantero.
Superpier. Sólo, aislado arriba, dando la cara, moviéndose entre el barro y la hostilidad de los defensas del Atlético. La suya de anoche es una tarea que se ve frecuentemente en el fútbol y que no resulta nada envidiable. El éxito consiste en no desfallecer y en esperar un balón que meter dentro. Y que en días como el de anoche vale por dos.
Biagini-Correa. La pareja dé ataque del Atlético en el primer tiempo. A Correa ni se le vio, mala cosa, porque el Atlético necesita a alguien para meterle presión a Penev. Biagini tiene una categoría evidente, pero es un jugador demasiado liviano para compromisos tan broncos como el de anoche, con barro, lucha y fútbol primitivo.
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