La patronal bancaria descarta una recesión y afirma que el crecimiento repuntará desde julio de 1996
España puede cumplir los objetivos de Maastricht y la economía española no entrará en recesión, sino que se enfrenta a una desaceleración transitoria del crecimiento. Estos fueron los dos mensajes, principales emitidos ayer por Federico Prades, asesor de la patronal bancaria AEB, que vienen a reforzar las tesis del ministerio de Economía en ambos casos. Prades dibujó un ejercicio eco nómico 1995 con un crecimiento del 3%, una inflación entre el 4,3 y el 4,4%, un déficit público entre el 5,9 y el 6% y la crea ción de 350.000 empleos. Para este año y el siguiente, el pronóstico es moderadamente optimista: crecimiento del 3%, creación de unos 200.000 empleos por. año e inflación del 3,5% en 1996 y por debajo del 3% en 1997, para lo cual es necesario "que se mantengan los costes internos".Prades consideró que la economía española tiene que hacer un gran esfuerzo en reducir el déficit público y bajar el peso de la deuda para entrar en la moneda única en 1999 y por, eso el esfuerzo del próximo Gobierno en 1996, y 1997 -"años cruciales", según Prades- debe concentrarse en recortar el gasto público y efectuarlas reformas estructurales necesarías para aumentar la competencia. Según Prades, será más fácil conseguir el objetivo de inflación y de tipo de interés. En su opinión, "hay un exceso de pesimismo" ante el examen que los países de la UE y España en particular tendrán que pasar para acceder a la tercera fase de la UEM.
"La credibilidad de la política económica", explicó, "dependerá de que se cumplan los objetivos marcados más que del partido político que la diseñe". A este respecto, precisó que los resultados de las próximas elecciones generales no tendrán un impacto significativo en la economía española, "puesto que los dos partidos candlidatos a gobernar tienen como prioridad el acceso de España a la primera velocidad de la UEM europea y la aplicación de las medidas necesarias para conseguirlo".
Prades argumentó además que la desaceleración del crecimiento en los últimos meses de provocada por "el agota miento del sector exterior y la debilidad de la demanda", no implica qué España vaya a entrar en una fase de recesión. En su opinión, a partir de la segunda mitad de 1996 asistiremos a una mejora del crecimiento de la economía que se consolidará en 1997. Hasta entonces, el crecimiento del PIB estará entre el 2% y el 3%.
El argumento optimista anterior se explica por la ausencia de un recalentamiento económico, la evolución favorable de los precios, el saneamiento financiero de las empresas y, por último, las condiciones más oportunas de los mercados para el recorte de los tipos de interés.
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