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Un gol en frío saca al Betis de Europa

El equipo sevillano llegó al descanso con el resultado definitivo

Los anales del Betis tienen páginas nuevas. Quizá el porvenir sea más bondadoso con la leyenda. Habrá lugar para celebrar la hazaña ante el Kaisers-lautern y la elegancia con que el equipo cruzó el Bósforo dejando sin aliento al Fenerbahce. Nunca el Betis alcanzó los octavos de final de la UEFA, de la mejor UEFA de la historia: un puñado de campeones de Europa, Milan, Bayern, Barça, Manchester, Inter .... se la disputaron. Y será un orgullo contarlo así. Pero el presente es agrio. Lo amargo del asunto es que el Betis se despidió ante un equipo sin tamaño, el Girondins de Burdeos, capaz de sacar renta al 2-0 logrado en la ida ante un Betis fantasmaI. La amnesia táctica que padeció el equipo en el incómodo estadio de Lescure pasé factura 15 días después, en Villamarín. Sobre todo después de comprobar lo que cuesta salvar el valor de un gol fuera de casa. Zidanne sacó al Betis de Europa en el minuto 3, con un gol tan espléndido como resolutivo.Con el 0-1 tempranero, para el Betis ya no era una hazaña entrar en el sorteo de cuartos, era un milagro. De un zapatazo, en el primer balón que tocó, el más fino de los jugadoraes franceses hizo un gol antológico. Jaro estaba contagiado de la ansiedad atacante de sus compañeros, mirando a la poratería contraria. No fue un defecto del portero, sencillamente fue un golazo. En tres minutos, el Girondins firmó la clasificación. Tras el tanto, el Betis se manejó con prisas. Fueron unos minutos de desconsuelo, dominados por la traición mental del gol helado de Zidane.

Hizo falta que Alexis olvidara el mazazo, que Jarni se tomara el partido como una exhibición y que Sotsic sacara ánimo de donde no lo había. El Betis empezó a funcionar como una máquina. No parecía posible hacerle cuatro goles a un equipo que traía dos o tres dconceptos defensivos bien aprendidos, y, sobre todo, un tanteo tan desnivelado a su favor. Pero la apariencia fue cruel hasta que el Betis sembró el pánico en la trinchwera francesa con un gol. Un solo gol sirvió apra endemoniar al Betis y conseguir que al Girondins se lo llevaran los demonios.

El empate fue el terror y animó al Villamarín para escenificar la pieza del infierno que tanto temía el técnico de los bordeleses. El Girondins tembló cuando Alexis emuló a Zidane con un gol kilométrico. Los béticos imprimieron al juego una velocidad desproporcinada para el rival, insufrible. El autor del gol mereció serlo de otro en un disparo con dinamita que sacó Huard con la uña y, después al filo del descanso, preparó una segunda parte épica. El 2-1 llevó a la escena el presagio de que era posible. El riesgo, sin embargo, era enorme. Desde hacía muchos minutos el Betis jugaba con dos defensas y Jaro haciendo de líbero

Pero el descanso fue un bálsamo para los franceses. Slavo Muslin prefirió agarrarse a una estrategia valiente: adelantó a su equipo para espantar los fantasmas que tanto asustan cerca del área. El Betis se desafinó algo y el Girondins ya no le tomó asco al partido. Ni siquiera cuando, al cumplirse una hora, Stosic se vio traicionado por la física: un impecable golpe franco golpeó en un palo y viajó al otro con el efecto cambiado, hacia afuera. Fue lo único que firmó el Betis en la segunda parte.

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