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TEATRO INFANTIL

La sencillez de un dibujo

El Principito del grupo navarro Sambhu Teatro es un sólido ejemplo de que una buena dosis de imaginación y un enorme respeto por el público infantil pueden dar mejor resultado que una producción costosa mal aprovechada. Siempre se habla de que un niño puede encontrar en una simple caja de cartón un juguete tan interesante como el más avanzado artilugio mecánico, que una cosa y otra son no sólo compatibles, sino también necesarias para estimular diferentes aspectos del juego.Tal principio se olvida demasiadas veces por algunos creadores de montajes infantiles, que acaban cayendo en lo espectacular como único modo de llegar al niño. No quiere esto decir que el teatro dedicado a los más pequeños tenga que ser necesariamente austero, sino que se puede abordar desde otros muchos lenguajes y códigos estéticos distintos al de la superproducción.

Sambhu Teatro apuesta en esta obra por la poesía. Poético es el texto de Saint-Exupéry, que los navarros siguen fielmente, y poética es su manera de abordarlo. El mínimo decorado y los elementos del atrezzo respetan las indicaciones visuales que el autor francés proporcionó a través de sus dibujos; es asombroso el parecido (no sólo en la indumentaria, sino incluso físico) de la actriz Azucena Zabaleta, caracterizada de principito con los dibujos que el mismo Saint-Exupéry realizó de su personaje. Asombrosa también la similitud entre la escena del planeta habitado por un farolero y el boceto del libro.

La flor y el telescopio

Como niños con su caja de cartón, el grupo navarro multiplica la utilidad de cada uno de los pocos elementos que tienen en escena; así, un simple trípode de fotógrafo se convierte en avión de hélices o telescopio; y un brazo enfundado en un guante rojo, en flor. Cómo multiplican los personajes que una sola marioneta debe representar (desde persona mayor hasta farolero o geógrafo) y los que encarna el actor Juan Antonio San José, convincente en sus papeles de aviador y astrónomo turco; eficaz, de serpiente o de flor. Sin embargo, la obra ha resuelto mal los ritmos y por momentos pierde la atención de los chicos: un problema que no descalifica el conjunto.

Si hubiera que explicarse de otro modo esa desconexión de los niños con el montaje habría que responsabilizar al texto de Saint-Exupéry; tal es la fidelidad de Sambhu con respecto al autor francés. Un texto que fabula sobre aquello que el adulto perdió con su infancia, una reflexión sobre importantes premisas que dejó en el camino ("lo esencial es invisible a los, ojos", "no se ve bien sino con el corazón"). Un cuento, en definitiva, más concebido para llegar al niño que todo adulto ha sido que al niño que aún no ha perdido la inocencia de ver un elefante tragado por una serpiente en lugar de un simple sombrero.

El Principito se representó el domingo en el Centro Cultural de la Villa.

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