La presentación de la Fundación Ordóñez reúne a los partidos vascos
Donostiarras de muy distinta, ideología asistieron ayer tarde a la constitución en San Sebastián de la Fundación Gregorio Ordóñez para, testimoniar su compromiso en defensa de la vida y de la libertad en el País Vasco. La Fundación Gregorio Ordóñez fue creada, ayer, mes y medio antes de que se cumpla el año del asesinato del concejal donostiarra, para, en palabras de José María Aznar, "evitar que quienes le mataron alberguen la idea de que su recuerdo quede diluido en los sucesivos aniversarios de su muerte".Acompañado por el ex presidente de Euskadiko Ezkerra, Juan María Bandrés, y en presencia de representantes de la práctica totalidad de los partidos vascos, José María Aznar subrayó que el PP se niega a asumir que el nombre de Gregorio Ordóñez quede en el "recuerdo nostágico y doloroso a un paso de la rutina o pasividad". Aunque el acto fue presidido por José María Aznar, fue Ana Iribar, la viuda del concejal donostiarra asesinado por ETA el 23 de enero último, quien llevó la emoción a los asistentes y les puso en pie arrancándoles la mayor ovacion.
Ana Iribar animó al público que abarrotaba el salón del hotel María Cristina a trabajar por los mismos. valores ciudadanos de su marido. Dijo que su esposo encontró en la defensa de su ciudad, de su tierra y de la paz, la razón por la que vivir y que, a la postre, fue ésa la razón de su muerte. "Era un hombre valiente", afirmó, "que dijo basta ya a los violentos y a los que destruyen, y realizó todas sus actividades encaminadas a hacer real el sueño de vivir en una sociedad pacífica".
El presidente del PP subrayó el carácter abierto y plural de la Fundación Ordóñez, dijo que a la violencia terrorista no oponen "otros arsenales que la palabra ni otras municiones que la razón". Señaló que su partido defiende el Estatuto de Gernika como lugar de encuentro para el pacífico ejercicio de los derechos y libertades de los vascos, la aplicación debida del espíritu constitucional del 78 y los grandes acuerdos para combatir pacíficamente la presión de las armas. "Creedme cuando digo", añadio, "que yo no vuelvo la espalda a nadie ni a ningún gesto, no nos complacemos en el rencor, simplemente queremos que se deje de matar".
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