Excluidas las carnes y las dioptrías

Cuando la Escuela de Tauromaquia de la Venta del Batán tiene que seleccionar a los aspirantes, no se anda con miramientos ni con correcciones políticas. Si uno es gordo y miope, no vale para torero, y punto. Tampoco es de recibo un porte desgarbado y falto de aliño. Hay que tener figura, y saber lucirla.La escuela, que depende del Ayuntamiento de Madrid, tiene este año 185 alumnos -entre ellos, cinco chicas- y una lista de espera de 40. A ese ritmo, en los 17 años que lleva funcionando la institución habrían, tenido que salir por su s puertas más de 3.000 diestros, cifra que no ha conocido la tauromaquia en su historia: toda. Pero si no 3.000, sí que habrán salido 30, Incluidos Joselito, El Fundi, El Madrileñito, El Carretero y José Luis Bote.

La economía no es ningún impedimento -la matrícula cuesta 500 pesetas, y las clases salen por 300 pesetas al mes-, pero la edad sí lo es: hay que tener entre 12 y 18 años. Un grupo de diestros supervisa los pases de la muchachada a diario entre las seis y las ocho de la tarde, y los sábados y domingos de once de la mañana a dos de la tarde. Según las aptitudes, se puede salir como novillero en un año, en dos, o nunca. Semejante graduación, huelga decirlo, no garantiza nada, pero quien lleva dentro la pasión no entiende de estadísticas. Ni de riesgos, que más cornadas da el hambre.