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FÚTBOL DECIMOCUARTA JORNADA DE LIGA

El Deportivo enmascara sus penurias

Los gallegos vencen al Valladolid, en otra tarde de fútbol pobre

Xosé Hermida

Ganó el Deportivo y eso, en los días que se viven en La Coruña, ya es noticia. El Deportivo venció y además logró tres goles, un bien que escaseaba de forma preocupante. en las filas blanquiazules. Ése fue el resultado más visible de la revolución, promovida por Toshack. Y tal vez el único, ya que, por lo demás, el Deportivo continuó igual de plano, triste y melancólico que en las últimas semanas. Tuvo el partido de cara desde el principio y se encontró además con un adversario bastante menos destructivo de lo que suele, ser habitual en los equipos de su condición. Pero al Deportivo siempre le costó manejar el encuentro y hasta los minutos finales no le abandonó nunca una constante sensación de vulnerabilidad. En todo caso, llegó la anhelada victoria para acallar la tormenta, enterrar penas y anunciar una semana tranquila por delante. Una situación que ya parecía inaudita, en La Coruña.Sin rodearse de palabrería ni de promesas grandilocuentes, Rafael Benítez, técnico del Valladolid, demuestra una osadía admirable en un conjunto de tan modestos recursos. Donde los demás levantan muros de granito y poblan el, campo de leñadores, Benítez abre el paisaje y pide a sus muchachos que no levanten la vista del horizonte. Sobre el papel, la puesta es impecable. En la práctica, le faltan intérpretes. Todas las buenas intenciones que transmite el Valladolid chocan inevitablemente con el muro de sus futbolistas. Para un conjunto de entidad, un adversario así es una delicia porque permite construir, algo poco frecuente en los tiempos que corren.

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El Deportivo estrenaba el nuevo dibujo táctico de Toshack, que, se resume en la retirada de un central para incorporar un segundo pivote defensivo. La fórmula ofreció resultados esperanzadores al principio. Apareció por fin Begiristain, una sombra desde que se inició la temporada, y el Deportivo pareció elevar los decibelios de la música macilenta que componía últimamente. El gol no tardó ni dos minutos y en él colaboró una desafortunada carambola de la defensa del Valladolid. Riazor soñó con volver a saborear una tarde de fútbol.

Fue un sueño efirnero. Perezosamente,. el Deportivo acabó cayendo en un ritmo cada vez más cansino. A la media hora, el ambiente estaba otra vez cargado de malos presagios. Con sus humildes armas, el Valladolid empezó a amenazar con un nuevo incendio en La Coruña. No era necesario ningún futbolista genial, ninguna muestra de talento deslumbrante, para que cada acometida del Valladolid avinagrase el gesto de la grada.

El partido se murió hasta que en el minuto 80, los castellanos marcaron en una falta, quizá el único modo en que podrían haberlo hecho. Los visitantes vieron al Deportivo tan envuelto en tinieblas que se fueron a por la victoria. Un error de cálculo. Los contragolpes coruñeses sirvieron para enmascarar con goles sus penurias. futbolísticas. Quizá en las circunstancias actuales poco más se podía pedir.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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