Ocupantes

Las declaraciones a la prensa por parte del señor Zulueta, abogado de los okupas de la finca número 22 de la madrileña calle de San Isidro Labrador, o faltan a la verdad o son fruto de la ignorancia.Como vecina de la calle, me negué a colaborar en una recogida de firmas para expulsar a los okupas de esta finca. Mi negativa fue basada en el respeto a otras formas de vivir, de pensar, de actuar...; siempre y cuando perdure la pluralidad y la convivencia. Mi frase textual fue: "Hasta que se demuestre lo contrario", y lo contrario se demostró.

Según su abogado, los okupas tenían el apoyo de los vecinos y nunca se habían producido enfrentamientos en la calle ni con la policía. Esto es fácilmente rebatible, pero no demostrable, porque, que yo sepa, nunca se han efectuado denuncias.

Las peleas han sido continuas y los enfrentamientos con grupos tan dispares que difícilmente puede utilizarse, en este caso, el argumento ideológico, por lo que el apoyo vecinal (mucho o poco) al que se refería su abogado, señor Endika Zulueta, no existe. La actuación policial que dicho abogado califica como desproporcionada, si tiene algún calificativo sería espectacular, pero en ningún caso incorrecta, ni esta actuación (que debe ser la única que conoce dicho abogado) ni muchas otras (he llegado a contabilizar hasta tres en la misma semana).

¿Cómo puede calificarse este hecho de una mera pelea vecinal que se da todos los días en la ciudad y luego utilizarse argumentos profundamente ideológicos? Si el señor letrado no ha utilizado estos argumentos, sus defendidos sí que lo han hecho. No se debe confundir a la sociedad en su conjunto porque no se lo merece. El problema fundamental en este caso, y sólo hablo de este caso, es que un grupo de violentos, amparados en un colectivo okupa, se escudan en él para exigir su defensa y su respeto.

¿Dónde está el respeto y la defensa de los que no nos encuadramos en ningún colectivo?

Afortunadamente, gran parte de la sociedad, aunque muchos se esfuercen en lo contrario, se preocupa por el trabajo diario en beneficio de todos, en beneficio de la democracia, la solidaridad y la convivencia, y esta sociedad no se merece las manipulaciones ni entorpecimientos que en este caso se están dando y que poco a poco y cada vez más profundamente se están produciendo.

Flaco favor se hace, en este caso, manipulando desde el terreno ideológico actuaciones que sólo pueden calificarse como de delincuencia. Flaco favor se hace cuando este tipo de argumentos se utilizan de forma partidista y en beneficio propio, sin meditar las consecuencias que puedan acarrear.-