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Entrevista:BALONCESTO

"Soy un 'rookie' de 30 años"

Con su habitual carácter introvertido e inabordable, Arvydas Sabonis nos recibe en lo que es un nuevo e inevitable capítulo de su historia deportiva. Sin embargo, el caparazón con el que gusta mostrarse a los medios informativos es más vulnerable que nunca. A los pocos segundos de conversación se muestra encantado de volver a hablar en castellano y comienza a preguntar por todo lo que ha sido su hogar en los últimos seis años.Pregunta. ¿Cómo se encuentra en la que va a ser su casa durante los próximos cinco años?

Respuesta. De momento no tengo queja, aunque en mes y medio tampoco me he podido enterar de mucho.

P. Y con el idioma, ¿qué tal se defiende?

R. Aunque en un principio fue un inconveniente, no he llegado a tener problemas de comunicación con pocas palabras puedo hacerme entender. Entiendo bastante, pero necesito tres meses. para desenvolverme.

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P. ¿Qué supone jugar en la NBA cuando hace seis años su rodilla se negó a darle un pasaporte que se había merecido?

R. Es una página más en mi vida y me gustaría que tanto mi familia como los que me rodean disfrutaran tanto como yo. En buena parte el hecho de que un equipo de la NBA como Portland se interesase por mí me ayudó a recuperarme físicamente y pensar que aun podía jugar al baloncesto entre los mejores.

P. ¿Lamenta no haber llegado antes a esta competición y, concretamente, a unos Trail Blazers más competitivos?

R. Cada cosa tiene su momento; antes no se podía salir de mi país para venir aquí, y cuando fue posible no se podía operar mi rodilla. Si se trabaja hay tiempo para todo y lo único es que soy un rookie de 30 años.

P. En este equipo de Portland ya no están hombres como Drexler, Kersey, Porter o Duckworth, que llevaron al equipo a disputar dos finales a primeros de los noventa, ¿cómo describiría a estos Blazers?

R. Es una incógnita hasta dónde podremos llegar. Sobre todo es muy joven, de hecho yo soy el segundo jugador veterano después de Buck Williams. Es un conjunto en reconstrucción y debemos ser realistas: si alcanzames los play offs será un éxito.

P. Una vez dentro ¿es mucha la diferencia entre la NBA y el baloncesto europeo?

R. Así de grande (extiende los brazos y ríe). Es muy distinto, el ritmo es completamente diferente. Aquí hay que estar todo el rato saltando, reboteando, tirando. No hay tiempo para relajarse.

P.¿Realmente se puede hablar de dos mundos diferentes?

R. Sí, lo son. Aquí se va muy, muy rápido.

Sabas y su mujer Ingrida acaban de comprar una preciosa casa en una zona residencial de Portland. Después de mes y medio en un hotel y de ver vanas decenas de viviendas, finalmente se decidieron por una enclavada en pleno bosque, para no echar demasiado de menos el paisaje lituano. Ingrida está entusiasmada con la idea de poner su toque personal en su nuevo hogar y una de las piezas de la casa que más se ha preocupado en decorar es la habitación de sus dos hijos (Zygimantas y Tautvidas), cuyas camas son sendos coches de carreras y los acompaña toda una legión de power rangers en paredes y cortinas.

P. ¿Se ha adaptado ya a la comida y los hábitos estadounidenses?

R. Realmente no. Sobretodo la comida; las hamburguesas no me van mucho y prefiero comer en casa lo que guisa mi mujer.

En ese momento Ingrida interviene para añadir: "Cuando has vivido en un país con la mejor gastronomía, como es España, te resulta muy difícil adaptarte a otro sitio".

P. Y hablando estrictamente de la competición, ¿no le asustan los 82 partidos que tiene aquí la temporada regular?

R. Sé que ion muchos partidos pero, aunque parezca contradictorio es más descansado que en España. Allí, entre Liga ACB, Europea, Copa del Rey y demás jugaba prácticamente los mismos encuentros, mientras que aquí no te entrenas tan duro y después de cada partido vuelves a casa en el avión privado, que es como un hotel, con televisión, teléfono, butacas, cama, videojuegos...

P. ¿Se ha preparado este verano de alguna manera especial?

R. Sí, he estado trabajando para hacer un buen papel en la mejor liga. Tengo menos molestias y estoy sorprendido de cómo aguanto los partidos. En el equipo me tienen entre algodones y, aunque a veces les digo que estoy bien, y que puedo continuar, ellos prefieren no sobrecargarme.

Ingrida no puede por menos que añadir: "Le veo correr con el balón, cancha arriba y abajo, como si fuese un chaval de 18 años; es algo que ni recordaba".

P. Entonces, ¿le ha dejado de doler su rodilla?

R. No, si fuese así es que estaría muerto, Si me duele, al menos sé que estoy vivo.

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