El Barcelona se divierte en Guimaraes
El Barça pudo ayer dormir tranquilo. Es fácil conciliar el sueño con cuatro goles en el zurrón y el recuerdo de un buen partido. No es que el Vitoria Guimaráes intimidara a los azulgrana. Pero el recuerdo de Santiago de Compostela martilleaba al grupo. Tenía miedo el Barça de caer otra vez en el suplicio de San Lázaro.El primero en corregirse fue el maestro, Cruyff plantó un equipo con mejor pinta que el que salió en Santiago de Compostela. Mejor dicho: con las posiciones más claras. El Barça actuó con tres defensas, Popescu adelantado como 4 y con dos salidas claras de balón, una a cada lado (Celades a la derecha y Guardiola más hacia la izquierda), mientras que Figo tenía libertad de movimientos y Kodro actuaba de reclamo en punta.
La consigna era atemperar la previsible salida en tromba de los portugueses y marcar un gol para zanjar cualquier duda sobre la eliminatoria. Ese era el meollo del asunto: el partido viviría o moriría en función de quién marcara primero. El holandés, consciente de ello, dejó las florituras en el banquillo (lván de la Peña) o en la grada (Prosinecki).
Guiado por esa necesidad de abrir el marcador, el partido empezó a un ritmo frenético. Era un choque alocado. Pero la defensa azulgrana, con un Busquets impecable, resistió la tímida embestida local. Tanto Capucho como Endinho pecaron, al igual que en el Camp Nou, de indolencia. Le falta pegada a ese equipo. Y el Barça se fue, estirando, cada vez más ordenado, de forma más nítida, con un punto de referencia inequívoco como Guardiola y un futbolista de corte impecable como Celades.
Los azulgrana llegaron al menos 10 veces a portería en el primer tiempo, cuando en Santiago remataron en dos ocasiones. La máquina de Cruyff funcionó mejor, rechinó menos y aguantó con más empaque el choque. La buena posición de los barcelonistas les ayudó a un mejor control del cuero y a un mayor dominio del partido. El equipo tardó poco más de un cuarto de hora en zanjar el asunto, el tiempo en que tardó Celades para habilitar a Kodro y servirle un golazo.
El Barça se paseó por Guimaráes ante la magnanimidad de los portugueses. Figo y Guardiola tiraron la caña y Óscar, Celades y Sergi entraron por los pasillos locales como Pedro por su casa. El final fue un delicioso anochecer para los. azulgrana. Jugaron con comodidad y con la mente muy abierta.
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