La familia de Zabaltza pide la reapertura del caso
La familia de Mikel Zabaltza reclamó ayer la reapertura judicial del caso, a la vista de las informaciones que dan cuenta de que aquel detenido como sospechoso de colaborar con ETA no murió ahogado en el río Bidasoa cuando trataba de huir, sino en dependencias de la Guardia Civil mientras era sometido a la tortura conocida como "la bañera". El fiscal jefe de San Sebastián, Luis Navajas, anunció, por su parte, que en los próximos días, una vez estudiado el asunto, consultará con el fiscal general del Estado, Carlos Granados, la posibilidad de sumarse a la solicitud de reapertura.Mikel Zabaltza, de 32 años, natural de Orbaizeta (Navarra), conductor de la empresa municipal de autobuses de San Sebastián, fue detenido el 26 de noviembre de 1985 en la capital guipuzcoana. Según la versión facilitada por la Guardia Civil, Zabaltza se arrojó esposado al río Bidasoa tras zafarse de los agentes que le custodiaban. Las investigaciones policiales practicadas en aquellas fechas nunca llegaron a acreditar una supuesta relación del fallecido con la organización terrorista.
El caso Zabaltza fue archivado el 13 de abril de 1988 en San Sebastián al término de una investigación en la que quedó acreditada la presencia en el estómago y en la sangre del cadáver de Mikel Zabaltza de restos de trietalomina, una sustanicia que determinadas fábricas vierten regularmente al río Bidasoa. La aparición de la trietalomina llevó al juez del caso a establecer, en concordancia con la versión oficial de la Guardia Civil, que el detenido había fallecido efectivamente en aguas del Bidasoa, en el paraje de Endarlaza, fronterizo con Francia. Hace 3 meses, sin embargo, el Diario Vasco de San Sebastián publicó la noticia de que un ATS de la Comandancia de la Guardia Civil de Guipúzcoa inyectó agua del río Bidasoa al cadáver de Zabaltza para avalar así la teoría de que el detenido había desparecido en aguas del Bidasoa.
La posibilidad, esgrimida al hilo de la versión oficial, de que el supuesto colaborador de ETA hubiera llegado a Francia fue rápidamente descartada por el hecho de que Zabaltza no sabía nadar y nadie en el País Vasco francés tenía noticias de su paradero. Los rastreos del lecho del río llevados a cabo por la Cruz Roja, primero, y los GAR (Grupos Antiterroristas Rurales) de la Guardia Civil, después, resultaron infructuosos pero, sorprendentemente, el 15 de diciembre de ese mismo año, semanas después de la "desaparición" del detenido, el cadáver apareció flotando en las inmediaciones de Endarlaza.
De acuerdo con la información publicada ayer por el diario El Mundo, Zabaltza murió en el cuartel de Intxaurrondo, víctima de la tortura de "la bañera" a la que le sometieron, preferentemente, los guardias civiles Enrique Dorado Villalobos y Felipe Bayo, pero también Luis Sandóval, Francisco Javier Millán y Francisco Hermida. Los dos primeros han sido condenados en repetidas ocasiones por torturas y el primero de ellos, convicto igualmente de robo y cohecho, es sospechoso de haber participado en el asesinato de los activistas de ETA Lasa y Zabala.
Argote: "Es mentira"
Según ese diario, una vez constatada la muerte por ahogamiento del detenido, una veintena de miembros del servicio de información del cuerpo participaron en un sorteo para decidir quiénes "debían comerse el marrón" ante los jueces. Siempre según El Mundo, el sorteo, propuesto por el teniente Arturo Espejo y autorizado por el jefe del acuartelamiento, el hoy general Enrique Rodríguez Galindo, contó con la presencia de Jorge Argote, entonces abogado del Ministerio de Interior. En declaraciones a distintos medios, Argote dijo ayer que lo publicado es "una mentira total".En el caso de que prospere la solicitud de reapertura, Iñigo Iruin, abogado de la familia Zabaltza, pedirá que se recabe testimonio a los periodistas autores de la información publicada ayer para que ratifiquen su versión ante el juez y aporten la documentación de que dispongan. Asimismo, solicitará al Juzgado de Instrucción número 1 que reclame formalmente al Cesid los documentos en los que se alude al caso Zabaltza.
Dentro del tono general moderadamente optimista, Iñigo Iruin aludió expresamente a las dificultades que percibe para poder llegar al esclarecimiento definitivo. "Han pasado 10 años y la ley del silencio sigue imperando en la Guardia Civil", indicó el abogado tras señalar que, personalmente, nunca creyó que los guardias que se responsabilizaron del caso en su día fueran efectivamente los autores de los hechos. "Sus testimonios", dijo, "estaban cuidadosamente preparados y mostraban un aplomo excesivo, poco habitual".
Los agentes que declararon haber custodiado a Zabaltza mientras éste les conducía a un supuesto zulo de ETA que nunca fue encontrado son los oficiales del Servicio de Información de la Guardia Civil Gonzalo Pérez García y Arturo Espejo y el guardia Segundo Castañeda.
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