Chiappucci encuentra la horma de su zapato
La agresividad del italiano le da el triunfo en una carrera presidida por el estrés
Claudio Chiappucci encontró la horma de su zapato en la. Escalada a Montjuïc. Lo del ya veterano jefe de filas del Carrera es llegar, ver y vencer. De no poder cumplir con la locución de César, El diablo ataca mal y a destiempo y se hunde. Ayer se fue en el momento, oportuno para sacar tajada en la primera manga en línea sobre 24,3 kilómetros y para mantener el tipo en la contrarreloj de 8,7 kilómetros. Si la clásica barcelonesa ya ha sido siempre propicia para sus aptitudes -fue tercero hace dos años y segundo el año pasado-, el estrés con el que se disputó ayer le fue como anillo al dedo a Chiappucci. Llegaron los corredores procedentes de. gergamo (Italia), sólo unas horas después de haber clausurado la Copa del Mundo en el Giro de Lombardía; apenas, t4vieron tiempo para calentar, totalizaron las ocho duras ascensiones al castillo de Montjuïc y se fueron directamente al aeropuerto para estar presentes en el Critérium de Alcobendas. No todos, pero sí los mejores tuvieron que apechugar con la apretada agenda del día.Abraham Olano fue el polo de atracción de la tradicional cita de finales de temporada en Barcelona. El flamante campeón del mundo cumplió y no desmereció el jersey arco iris que le distingue como campeón del mundo. Acabó cuarto y confirmó que no le ha dado tiempo de saborear su triunfo más importante.
José María Jiménez ejerció de Chiappucci perdedor. Fue el corredor del Banesto el que animó la matinal con una serie de madrugadores e insistentes ataques. El 12% de desnivel de las más difíciles rampas de ascensión al castillo. provocaron la criba. No hay concesiones en Montjuïc. El que flojea, el que no tiene un mínimo tono físico, queda delatado. Sólo la indulgencia del público puede salvarle. Fue el caso del francés Laurent Jalabert. El ganador de la Vuelta a España y gran triunfador de la temporada se presenté con las vacaciones recién acabadas. El resultado de su atrevimiento es que tuvo que subir con paciencia franciscana, a un ritmo lento, muy lejos del que imprimieron los mejores. Perdió más de tres minutos en la prueba en línea y casi, otro tanto en la contrarreloj. Tal vez se reservaba para Alcobendas, donde fue el más regular y ganó, según informa Javier Barrio. Fue segundo en la carrera de eliminación, tras Olano -segundo en la general final- y en la de puntuación, tras Chiappuicci -tercero al final ante Ton¡ Rominger, que no corrió en Barcelona-.
El triunfo en Montjuïc se dilucidó después de que Jiménez y su compañero de equipo, Santi Blanco, gastaran sus cartuchos en las cuatro de las cinco primeras vueltas de la prueba en línea. Fue entonces, poco antes de la última subida, cuando Chiappucci atacó y relegó a todos sus potenciales rivales a una distancia tan importante que le aseguró el primer puesto del podio, salvo un hundimiento que no se produjo en la contrarreloj. El suizo Mauro Gianetti -tercero a 23 segundos en la manga en línea- forzóla máquina en la lucha contra el crono y marcó un registro excelente. Chiappucci no pudo igualarlo, pero le sobraron fuerzas para asegurarse, la victoria en la clasificación general.
Los organizadores de la Escalada, mientras, ratificaron que cursarán una denuncia a la Unión Ciclista Internacional por lo que consideran una competencia desleal por parte de sus homólogos del Critérium de Alcobendas, con la aquiescencia de la Federación Española. Es más, en principio los responsables de la prueba barcelonesa habían anunciado que iban a retrasar la entrega de premios hasta las ocho de la tarde. Ello habría impedido o bien que los corredores los recogiesen, o bien que participasen en la carrera madrileña.
Finalmente se organizó la entrega de premios tan sólo acabar la última ascensión al castillo de Montjuïc y los ciclistas en cuestión partieron hacia el aeropuerto directamente.
Los organizadores de Alcobendas, por el contrario, intentaron apaciguar los ánimos, pero hicieron constar que Jalabert estuvo en la Escalada a Montjuïc gracias a que ellos, días antes, ya le habían convencido para borrar el día de ayer de su calendario de fiestas.
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