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De acuerdo con el artículo ¿Es esto estramonio? (El País Madrid, 22 de septiembre), las autoridades municipales de varias localidades de la sierra madrileña, preocupadas por las recientes intoxicaciones y decididas a arrancar las plantas de estramonio, se enfrentan a serios problemas para identificarlas.Alcaldes, concejales y policías se consultan unos a otros para saber cuál es y cuál no es estramonio.

Sin entrar en las consecuencias que esta particular caza de brujas podría tener (incluido el exterminio de adelfas, tejos y demás plantas tóxicas, aparte de todas las setas, por si lo fueran), lo que las autoridades no deberían ignorar es que estas cuestiones son competencia de determinadas disciplinas.

Lo relativo a las plantas es cosa de la botánica, a la que se añaden en este caso la agronomía (el estramonio es una mala hierba) y la farmacia (es planta rica en alcaloides).

Tampoco deberían ignorar que todo dictamen serio sobre la identidad de una planta, como sobre tantos otros temas, debe ser emitido o refrendado por un profesional competente.

¿No se les ha ocurrido que en la Comunidad de Madrid existen suficientes universidades y centros de investigación en los que hallar fácilmente profesores e investigadores, así como funcionarios públicos deseosos de colaborar?

Parece claro, sin embargo, que la forma en que intentan resolver el problema de la identificación del estramonio (siempre a tenor de lo expresado en el artículo) es una triste muestra de lo mucho que estas autoridades pueden ignorar.

Tal ignorancia no solamente podría acarrear errores lamentables, sino que supondría una falta de respeto a los habitantes de esos municipios, que esperan que sus autoridades actúen con el debido fundamento, y también al colectivo de profesionales que deberían haber sido consultados.-