_
_
_
_

La sequía mata más que las armas

Las perchas de los cazadores, vacías el primer día de caza la escasez de piezas

No llueve. Y sin agua la flora no crece y sin flora la fauna se muere. Así de sencilla es la explicación del resultado del estreno de veda: los cazadores regresaron ayer a casa con las perchas (ganchos donde cuelgan las piezas) se mivacías. Los miles de cazadores madrileños que acudieron a los 775 cotos de la región conocen las nocivas consecuencias de la sequía sobre las especies cinegéticas.En el coto social de Villaconejos, 150 escopetas peinaron las 5.600 hectáreas del coto para abatir 15 conejos, 4 liebres y unas pocas perdices. Los cazadores han vivido con auténtica tensión las horas previas al comienzo de la temporada. Muchos no han pegado ojo en toda la noche. Antes del alba ya se visten de camuflaje. Al rato, se reúnen para desayunar y afrontar así una jornada de caminata por el monte.

La churrería de Villaconejos estaba repleta ayer a las 6.30. Hombres cargados de entusiasmo toman porras y chocolate. Comentan la temporada: "Este año va a ser malo, los pollos de perdiz han muerto de sed y los conejos apenas han criado al no tener pastos; y la mixomatosis se ha acentuado por la escasez de agua y ha hecho estragos entre los gazapos", explica uno de ellos.

El presidente de la Asociación de Cazadores de Villaconejos, Jesús de Benito, transportista de 45 años, relata: "La falta de caza nos ha obligado a repoblar el coto con 550 pedices anilladas de granjas autorizadas". Cada patirroja le costó a la asociación 1.300 pesetas. Los cazadores las cuidan todo el año.

Los rastreadores batieron ayer el montea mano con perros. Esta modalidad de caza selecciona mucho el número de piezas a batir. Exige que el cazador sude la camiseta para tener a tiro cada pieza.

Uno de los rastreadores que ayer se estrenó en Villaconejos, Antonio Ruiz, cazador de 51 años, comparaba desde una ladera -donde abatió un conejo- la diferencia que hay entre la caza en mano y los ojeos: "El ojeo es un asesinato. No es caza, sino tiro a un objetivo. Por contra, la caza en mano te exige andar el monte. Tienes que intuir dónde se esconde la pieza, levantarla y luego acertar en el disparo. Requiere buena forma física y un temple especial en pleno esfuerzo para acertar la pieza en el disparo", explicó Antonio. Su nieta, Teresa, de 18 años, asiente: "Esta modalidad te mantiene en contacto 'con la naturaleza", comentaba. Sus tres perros no dejaban de olfatear cada palmo del terreno.

Hasta el último domingo de enero (cuando termina la veda), estos cazadores se las verán con la escasez de piezas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_