El giro político en Portugal amenaza las negociaciones sobre el agua con España
Las recientes elecciones portuguesas amenazan con dar al traste con las negociaciones de los últimos meses entre España y Portugal para renovar los convenios firmados en las dictaduras de Salazar y Franco sobre el aprovechamiento de las aguas continentales de la Península. Al haber triunfado la oposición -el Partido Socialista-, la Administración española duda que se vaya a respetar siquiera la convocatoria de la nueva ronda, en Madrid, los días 30 y 31.
"Nos tememos lo peor. Incluso que tengamos que partir de cero y volver a empezar, como si no hubiéramos avanzado nada", afirman fuentes del Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente (MOPTMA). El portavoz de la embajada portuguesa en Madrid destaca, sin embargo, que la convocatoria se mantiene, dado que la negociaciones son técnicas y las llevan a cabo directores generales, un nivel administrativo que en Portugal no cambia de titular cuando se produce un relevo de Gobierno.Aunque el tema del agua ha estado alejado de la controversia electoral lusa, el Partido Socialista del vecino país ha sido muy beligerante con la, a su juicio, moderación de su Gobierno ante los planes hidrológicos de España. Socialistas y ecologistas han acusado al Ejecutivo socialdemócrata de Cavaco Silva de debilidad, de no reaccionar ante el proyectado PHN español y de no hacer valer los derechos. de los portugueses ante el riesgo de que los trasvases previstos en España dejen sin agua las tramos de los ríos que cruzan su territorio.
Las negociaciones pretenden alcanzar un marco jurídico nuevo, que regule el uso del agua ibérica en un contexto diferente al contemplado por los convenios que firmaron Salazar y Franco, ceñidos exclusivamente a los tramos internacionales de los ríos fronterizos. La época de las dictaduras queda tan añeja como la concepción del agua. Su abordaje contempla hoy no sólo su aprovechamiento a pie de manantial o río, sino el entorno en el que se encuentra, su calidad, su depuración, reutilización y preservación sostenible como recurso natural.
Se había llegado ya a un acuerdo en la necesidad de asegurar la protección ambiental de los recursos hídricos compartidos, tanto desde el punto de vista de la calidad como en la garantía de los caudales ecológicos. Los dos países asumían también la necesidad de establecer mecanismos permanentes de consulta previa para la ejecución de infraestructuras con impactos en el territorio del otro Estado, tales como presas o trasvases, así como el intercambio de información relevante.
El reparto del agua
Donde no se ha avanzado es en el reparto del agua. Las divergencias son notables. Según fuentes próximas a las partes negociadoras, a Portugal le ha llovido del cielo un regalo inesperado, después de haber barajado la posibilidad de recurrir a lobbies, para apoyar sus tesis. No ha hecho falta. La guerra desatada entre comunidades españolas le ha venido cómo anillo al dedo. Si. las autonomías pelean por su agua, Portugal no va a ser menos.Lisboa exige que se le garantice el 20% del caudal de los ríos que vierten al Atlántico, portugués. España sostiene, por el, contrario, que no debe fijarse cantidad ni porcentaje alguno, a la vista de la fuerte sequía de los últimos años y su pernicioso impacto en el centro y sur del país. Propone asumir un firme compromiso de ahorrar, hacer un uso más racional del agua y ceder toda la que sobre, sin límites, a los usuarios portugueses.
Sobre los trasvases no hay ninguna posición enfrentada. Lo dos países fronterizos asumen su necesidad. La cautela de Portugal se centra en el proyecto de transferencia del Guadiana al Guadalquivir en el occidente andaluz y en el trasvase del Duero al Tajo. Temen que una disminución del caudal del Duero modifique la producción, vitivinícola de la región de Oporto, cuyo alcalde ha encabezado movilizaciones en contra del proyecto.
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