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El fiscal de París afirma que Juppé cometió un delito de injerencia, pero decide no procesarle

Enric González

Alain Juppé cometió un delito, pero no será procesado. El fiscal de París comunicó ayer a la fiscalía general de la República que el primer ministro francés delinquió en 1990 al atribuirse, cuando era adjunto al alcalde de París, un lujoso piso municipal con un alquiler muy moderado. El fiscal propuso, sin embargo, que el caso sea archivado, a condición de que Juppé sea amonestado y se comprometa a abandonar el piso antes de fin de año. La decisión del fiscal, sin precedentes, salva momentáneamente a Juppé, pero le deja en una delicadísima situación política.

El fiscal del Tribunal de Apelación, Jean-François Burgelin, superior jerárquico del fiscal de París, no se mostró de acuerdo con la argumentación de Bruno Cotte, aunque sí con la decisión de no procesarle. En opinión de Burgelin, la actuación de Juppé no reunía todas las condiciones para ser considerada delictiva y, en cualquier caso, habría prescrito. La Asociación de Defensa de los Contribuyentes de París, impulsora de la denuncia contra el primer ministro, tampoco se mostró de acuerdo con Cotte, pero por razones muy distintas: "Es escandaloso", afirmó Arnaud Montebourg, portavoz de la asociación."Es la primera vez en la historia reciente", explicó Montebourg, "en que se reconoce que un primer ministro ha cometido un delito grave, castigado con un máximo de cinco años de cárcel. Y no se le procesa. Tenemos un delincuente como primer ministro". Montebourg anunció que la asociación de contribuyentes, relacionada con el Partido Socialista, intentará personarse como parte civil para que la fiscalía reconsidere su decisión. La Unión Sindical de Magistrados, centrista y mayoritaria en la judicatura, consideró en cambio que la solución salomónica del fiscal había sido "valiente" e "independiente".

En las filas conservadoras, la amnistía anticipada concedida a Juppé fue saludada con alborozo. "Había una gran desproporción entre los hechos y las consecuencias de los mismos. El asunto había sido artificialmente manipulado e hinchado", declaró el diputado liberal Renaud Muselier. El ministro de la Cooperación, Jacques Godfrain, evocó otros asuntos comparables: "¿Fue la hija del anterior presidente de la República [Mazarine, la hija extramatrimonial de François Mitterrand] expulsada del alojamiento presidencial en que se hospedaba?".

La oposición socialista, muy minoritaria en la Asamblea Nacional, prefirió mostrarse indulgente. La diputada Segoléne Royal dijo que la decisión del fiscal es "razonable" y que resulta preferible "no ensañarse, para evitar una repetición de lo sucedido con Pierre Bérégovoy". El ex primer ministro Bérégovoy se suicidó después de una larga campaña de prensa sobre un préstamo sin intereses -ya reembolsado- que había recibido de un amigo de Mitterrand involucrado en diversos delitos económicos.

El carpetazo al caso Juppé fue bien acogido por los mercados financieros. La bolsa de París subió tras una mañana orientada a la baja, y el franco repuntó ligeramente. Fue un respiro de alivio por el esclarecimiento de una situación que mantenía en suspenso la estabilidad del Gobierno.

Cruzada contra el fraude

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Pero Alain Juppé no se librará fácilmente de la sombra de su alojamiento privilegiado. Para un primer ministro que exige austeridad a sus conciudadanos y sacrificios salariales a los funcionarios, y que acaba de anunciar una cruzada contra el fraude en la percepción de subsidios de paro y pobreza, constituirá un grave lastre el haber sido catalogado como autor de un delito de injerencia -abuso de una situación de poder en beneficio personal-, con o sin procesamiento.En las filas conservadoras, los balladuristas se crecen por momentos. El ostracismo al que fueron sometidos tras la derrota, en las presidenciales ha sido muy breve. El martes por la noche, en la Comisión de Finanzas, convertida en bastión de los colaboradores del ex primer ministro Édouard Balladur, se aprobó la primera enmienda a los presupuestos de Juppé. La enmienda, presentada por Nicolas Sarkozy (ex ministro del Presupuesto y mano derecha de Balladur), reintrodujo en el proyecto de ley la desgravación fiscal para los suscriptores de seguros de vida, que Juppé quería suprimir.

En la oposición socialista, mientras tanto, Lionel Jospin consolida su liderazgo. Los militantes del Partido Socialista eligieron a Jospin como secretario general con un abrumador 95% de votos positivos. El ex candidato a la presidencia de la república dará a conocer la nueva estrategia del partido durante una reunión extraordinaria en París, a celebrar el próximo sábado.

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