El sueño olímpico del CSD, colgado de un hilo
Apareció por allí, por el hotel de la selección, el enviado especial del Consejo Superior de Deportes (CSD), Francisco Guzón, y era como si un español hubiera ganado el Mundial de aficionados. Como unas castañuelas estaba. Y, sin embargo, uno miraba la lista y veía que el primer corredor español, a la razón Óscar Mollar, había terminado la prueba el 690, a más de 20 minutos del ganador, el holandés Danny Nelissen. Pero en el fondo, tenía razón el CSD para estar contento: Induráin podrá estar en Atlanta. Si Induráin así lo desea, naturalmente.
Durante un par de horas angustiosas para sus intereses se veían sin Induráin en la prueba de fondo de los Juegos Olímpicos de Atlanta. Sólo los primeros 34 países se calificaban para la cita olímpica y, según los primeros cálculos, España había quedado 39ª. Hechas mejor las cuentas, el equipo aficionado español terminó 33º. Cuando llegó al hotel, el sábado por la noche, Rafael Cortés Elvira, el presidente del CSD, tuvo, por lo menos, un motivo para olvidar el sofoco que se había llevado unas horas antes, cuando el avión que le llevaba desde España tuvo que efectuar un aterrizaje de emergencia en Santo Domingo al fallarle un motor.
Un día más de fiesta
No es que a Induráin le importara mucho participar en la carrera olímpica, un recorrido totalmente llano ideal para sprinters. El navarro, además, ya logró la clasificación para la prueba contrarreloj. "Bueno, pues si no nos hemos clasificado, un día más de fiesta", dijo Induráin espontáneamente con los primeros rumores. Pero la cita olímpica es cuestión capital para el máximo. organismo deportivo español. Sólo faltaba que en el año en que todos los corredores pueden ser olímpicos, España, una de las potencias mundiales, no se hubiera clasificado. Cortés Elvira avanzaba el día en que Induráin celebraba su quinto Tour, su obligación de defender el pabellón español.España no es nada en el campo aficionado a la hora de las grandes citas internacionales. Los corredores llegan saturados a fin de temporada debido a un calendario saturado de carreras, sobre todo por etapas. La estructura de aficionados en el mundo es, además, falsa. En las grandes potencias se da el profesionalismo enmascarado y no es extraño ver en Italia o Francia a amateurs de 27 años o más. Los tiernos españoles poco pueden hacer entonces. Por. eso sorprenden los criterios clasificatorios del COI para Atlanta. Eso de que sean los aficionados quienes califiquen a los profesionales no cuadra mucho con el nuevo espíritu olímpico, dispuesto a hacer lo imposible para que los mejores del mundo participen en los Juegos. Y, por un tris, no se han quedado sin Induráin, Su participación estuvo colgada de un hilo.
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