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FUTBOL: QUINTA JORNADA DE LIGA

Dos goles de Guerrero dieron el triunfo al Athletic

Cuando el Athletic se mete en la niebla, la temperatura ambiente la dicta Garitano. El centrocampista rojiblanco enciende el candil y rebusca en el callejón del diez alguna vía de salida. El respetable suele ser ir respetuoso con sus errores y no ha aprobado nunca su ingenio. Su destino en San Mamés tiende a la incomprensión. Pero en partidos como el de ayer Garitano suele encontrar la salida.El Sporting tendió la red con el único afán de enredar el partido, desordenarlo, hacerlo incomprensible. Para ello contó con la inestimable colaboración rojiblanca. La cocina del Athletic es rudimentaria. Con Carlos García y Óscar Vales ejerciendo de maîtres el negocio se hunde con estrépito.

Sólo Garitano redimió los pecados. En un santiamén, decretó su soberanía en la banda izquierda Y' diseñó tres jugadas autoritarias frente a su marcador. A la tercera vino el gol mediando la cabeza de Guerrero. El Sporting estaba ensimismado en su concepción abúlica del fútbol, satisfecho de la insatisfacción futbolística, cuando Garitano encendió la luz.

El Athletic de la segunda mitad se quedó sin criterio: la inteligencia estaba a su izquierda pero su juego discurría por la derecha. Misterios rojiblancos que sin embargo le proporcionaron otro gol, también de Guerrero, en el único servicio correcto de Goikoetxea en el partido.

La disputa era ritual entre dos equipos poco favorecidos: ganaba el que más veces se acercaba. Tan ritual era la celebración que hasta Julio Salinas se permitió marcar un gol en el enésimo despiste defensivo del Athletic.

El gol asustó a Stepanovic, que suplió dos delanteros por dos defensas. Ante un equipo tan honrado como ineficaz acabó con nueve defensores, un centrocampista y un delantero. San Mamés terminó soliviantado, con el Sporting crecido y el público reclamando el final. La imagen de Stepanovic pidiendo la hora dibujó un cierto patetismo.

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