Puertos apacibles
En julio me vine para esta zona para conocer los puertos de los Pirineos. Me hice en bicicleta La Bonaigua y Pla de Beret y también el Tourmalet y Luz Ardiden. Pero ahora no sé si es mejor conocerlos de antemano o no. Si estás bien, te dices: "Huy, ahora ataco, ya sólo faltan dos kilómetros, o esta rampa me gusta"; pero si estás mal, te hundes conociéndolo: "Huy, no ando y lo que me queda todavía", piensas. Por lo menos, el primer día pirenaico no me ha ido mal.La Bonaigua y Pla de Beret son puertos que me van bien, porque son largos y tendidos. El Tourmalet es diferente, tiene ya unas rampas considerables. Es otra cosa. Me he sentido también bien porque el día de descanso me vino de maravilla. Me siento mucho mejor que el día de Montjuïc, que lo pasé realmente mal.
Estas son las situaciones que me gustan: ir en el grupo tranquilo y ver que se va quedando gente y pasarla. Lo malo son días como el de Sierra Nevada. Entonces iba al límite de mis fuerzas, luchando para no quedar descolgado, y veía que gente que anda mucho menos que yo estaba arriba. En momentos como ese se te baja la moral a los suelos.
Pero, bueno, eso es la profesión, ya sabemos lo que, puede pasar.
De todas formas, estoy viendo que la Vuelta es dura, dura, tanto como me habían dicho. Lo más curioso del día pasó en La Bonaigua. Allí, cuando ya se había formado el corte y Zülle llevaba ya siete minutos y medio se puso a tirar el Carrera. Pantani reventó a todo su equipo para atacar. Pero, de repente, va el italiano y arranca en la zona menos dura, en los únicos falsos llanos, cuando todos íbamos con plato, y después se quedó parado. Empezamos a pasarle todos. Luego empezó a tirar Della Santa por el Mapei.
No sé qué es lo que querían, porque estaba cantado que Zülle llegaría bien a la línea de meta. Cuando nos pusieron en la cima el cartel de tres minutos y medio y conociendo a Zülle, sabíamos que subiría cebado.
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