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Los juristas acogen 'Se busca' con reservas

Rosario G. Gómez

El programa Se busca, estrenado en la noche del viernes pasado, presentó una batería de crímenes sembrados de incógnitas y con sus autores lejos del alcance de la justicia, cuya localización es el objetivo perseguido por sus responsables. Si de lo que se trata es de ayudar a la justicia, las primeras impresiones recogidas ayer entre juristas muestran un notable grado de reserva hacia la fórmula elegida por Antena 3, aunque no todos descartan que pueda servir de apoyo a la investigación policial y judicial.

Alberto Jorge Barreiro, magistrado de la Audiencia Provincial de Madrid, asegura que Se busca es "un típico producto de reality show, con imágenes crudas y en ocasiones macabras. Hay que distinguir entre casos cuyas investigaciones están agotadas y los sumarios calientes", explica. "Montar una vía paralela puede abocar en un linchamiento moral. Si empezamos a buscar delincuentes a través de la televisión se puede crear una sociedad que cultive una mentalidad de ciudadano policía".El magistrado Barreiro alerta de "la insistencia del presentador en que uno de los testigos que aparecieron en el reportaje sobre la muerte de Susana. Ruiz se personara ante el juez asegurando que no le pasaría nada. El juez hará lo que estime oportuno, no lo que diga el presentador del prograrna".

Peligro

Para Ángel Calderón, magistrado de la Audiencia Nacional, "el interés estaba en exponer a los telespectadores la insatisfacción de los familiares de las víctimas por el modo en que se han resuelto los casos policial o judicialmente. El programa tiene elementos de servicio público, pero hay que procurar que no perjudiquen posibles investigaciones".Juan Ortiz úrculo, portavoz de la Asociación de Fiscales, centra también sus críticas en el caso de la joven Susana Ruiz, respecto a la cual se reprodujo una cinta magnetofónica con pistas del suceso aportadas por un supuesto testigo. "El retrato robot que se ofreció del presunto autor de esta cinta origina un peligro para él. Si hay alguien que le quiera matar, Antena 3 le coloca a los pies de los caballos, a pesar de que el presentador insistió en que no le iba a pasar nada". Además, el cuestionar los resultados de la autopsia "puede producir entre la audiencia una falta de credibilidad en la justicia".

El hecho de que desde el programa se pidiera a los ciudadanos de Puente Genil que buscaran el asesino de una joven "puede generar una mayor desconfianza entre los vecinos, fomentándose el recelo y el afán de cruzar denuncias entre sus habitantes", añade el fiscal Ortiz.

Muchos de los juristas consultados por este periódico no habían visto el programa o lo abandonaron antes de terminar, por lo que prefirieron no opinar. No obstante, José Antonio Martín Pallín, magistrado del Tribunal Supremo, dijo que "en ese tipo de planteamientos, lo que importa es la forma, más que el fondo. Es el tratamiento de los casos lo que puede vulnerar los derechos y atentar contra la intimidad de las personas". Por su parte, José Antonio Alonso, titular de uno de los juzgados de Madrid, considera que "una de las conquistas de nuestra civilización ha sido eliminar la venganza privada y los aspectos no racionales a la hora de solucionar los conflictos", por lo que, en principio, desconfía de este tipo de programas; pero no valora su contenido, al no haberlo visto.

Victoria Camps, catedrática de Ética y senadora del PSOE, que sí había visto el espacio, elogia la insistencia de Se busca en "la confidencialidad de las llamadas de los telespectadores". Por lo demás, el programa tuvo, en su opinión, una vertiente "morbosa y macabra", como en el caso del hombre que apareció en el lago de la Casa de Campo de Madrid. "Supongo que la imagen del cadáver a toda pantalla es parte del atractivo del programa, pero los cadáveres, aunque parezca incoherente, también tienen su intimidad".

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