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Entrevista:

"Esta es la ciudad más divertida de toda Europa"

En su memoria de 89 años hay un hueco entrañable para su paso por la Complutense, entonces llamada Universidad de Madrid. En sus recuerdos, publicados en parte, se acomodan 23 años de amistad con José Ortega y Gasset, un millar largo de películas vistas y artículos escritos, además de conferencias dentro y fuera de España que nunca redacta previamente. Con sus sillones de académico, de la de Bellas Artes de San Fernando y Española de la Lengua, podría amueblar un cuarto si sus 30.000 libros dejaran algún hueco. Vallisoletano e hijo adoptivo del Ayuntamiento de Madrid, Julián Marías adora esta ciudad y la recorre por una serie de atajos que ignoran hasta los taxistas.Pregunta. ¿Cómo era entonces la Universidad Complutense?

Respuesta. Maravillosa, especialmente la Facultad de Filosofía y Letras, donde me licencié justo antes de la guerra, en 1936. Mis maestros eran Ortega, Zubiri, Menéndez Pidal y Sánchez Albornoz, un grupo irrepetible. Estudiar en Madrid y pasar cinco años en aquella facultad fue una gran fortuna.

P. Madrid es la ciudad que le adoptó oficialmente en 1994.

R. El Ayuntamiento me nombró hijo adoptivo, pero ésta es mi ciudad desde los cinco años, y no sólo porque siempre he vivido aquí. Madrid me interesa tal y como es, llena de problemas, porque resulta infinitamente más divertida que cualquier otra capital europea. Yo, que detesto el tedio, siempre digo que en Madrid es imposible aburrirse.

P. ¿Es usted tan aficionado a pasear como se cuenta?

R. Lo he sido, porque cada día tengo menos tiempo a causa del trabajo y de los años. Conozco al dedillo esta ciudad, y cada vez que voy en coche, como me encanta callejear, siempre indico al conductor dónde está el mejor atajo.

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P. Igual que los taxistas.

R. Mejor. A los taxistas siempre les hago la ruta: les oriento, les explico exactamente cuál es el camino más rápido. Porque, sí es cierto, Madrid tiene un tráfico complicado.

P. ¿Sigue yendo mucho al cine?

R. Sí, además escribo sobre cine en un semanario. Lo que ocurre es que cada vez encuentro menos películas que me gusten lo suficiente como para dedicarles un artículo.

P. ¿Por qué le aburren las ciudades europeas?

R. He dicho que detesto el aburrimiento, y eso significa que yo no suelo caer en él con facilidad. En realidad, Madrid, como el resto de España, no se puede comparar a otros lugares. Hay ciudades que parecen deshabitadas, como si no se utilizasen, algo que no ocurre con Madrid. Si está llena de obras y plagada de andamios, es precisamente por ser una ciudad viva.

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