Contra el alarmismo
Las alarmistas declaraciones realizadas por algunas autoridades locales y autonómicas con motivo de los recientes y desgraciados accidentes vinculados a la utilización de gas combustible en los distritos madrileños dé Fuenlabrada y Carabanchel requieren una reflexión que aporte cordura a tanta pérdida de nervios.Como toda obra humana, las instalaciones receptoras de gas deben seguir unos cauces normativos, cauces que, como todo, son, mejorables.Sin embargo, en modo alguno se puede señalar a la reglamentación como responsable de que se produzcan accidentes, máxime cuando recientemente apareció un nuevo reglamento de gas que trató de unificar criterios, no sólo a nivel de Madrid, sino nacional.Los madrileños pueden estar tranquilos en cuanto a la seriedad, profesionalidad y el celo de las empresas que actúan en el sector. Particularmente, como presidente de Asefosam (Asociación de Empresarios de Fontanería Saneamiento, Gas, Calefacción, Climatización, Mantenimiento y Afines de Madrid), doy fe de la concienciación existente entre las empresas afiliadas a esta asociación de ofrecer una actuación reglamentaria y segura.
Declaraciones insensatas como la afirmación de que una instalación de gas es una caja de bombas, pronunciadas por una autoridad oficial, podrían proclucir un daño enorme e irreparable a los propios intereses de los ciudadanos y de la política energética nacional.-
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