Bien dotados
Un tapicero y un vendedor de embutidos, ganadores del concurso de cabezas y barrigas voluminosas
Bien dotados. De cabeza y barriga. Eran los requisitos necesarios para poder participar en el concurso de la barriga y la cabeza más voluminosas de las fiestas de Centro, celebrado el pasado viernes. Desde un escenario atravesado en la calle del Salitre, el presentador animaba al personal. "¿Tenéis miedo? Venga, subid a enseñar esos cabezones que lleváis sobre los hombros", decía con acento gallego José Manuel, el presidente de la peña La Simpatía, organizadora del evento."Primero los cabezudos, luego los barrigones, no vaya a ocurrir un accidente", continuó diciendo el maestro de ceremonias. A su lado, cinta métrica en mano, esperaba Luis Otero, el sastre del barrio, dispuesto a dar fe de los voluminosos contornos de testas y barrigas. La primera en dejar a un lado la vergüenza y subir al estrado fue una mujer, Pilar Alcázar, la más barriguda del pasado año. El público aplaude sus medidas de cabeza: 58 centírnetros de ancho por 63 centímetros de alto. De barriga, este año, la señora Alcázar también iba bien servida: 120 centímetros señaló el sastre. Alguna envidiosa del público, de apretada cintura, comentaba al marido: "Pues tampoco tiene tanta tripa. No es para tanto, por favor ...". "Calla, que siempre le sacas punta a todo", le contestó el cónyuge, "no haces nada más que criticar a las gordas. No tienes arreglo"
La fiesta iba cogiendo color. Los hombres parecían animarse. El siguiente que fue de cabeza al estrado fue Ramón Ocaña: 61 de ancho por 65 de alto. "Bingo", cantó por el micrófono el animador. A los pies del escenario, un matrimonio se enzarzaba en una pequeña discusión. "Mujer, cómo voy a subir, pero si yo no tengo la cabeza grande. Si lo mío es una cabezuca de nada", decía un señor, azuzado por la parienta. "¿Que no? Si es lo único que tienes", le contestó la mujer. "Cuarenta años casados y ahora me dices que soy cabezón. Mírate tú la barriga y déjame tranquilo. Lo tuyo es siempre dejarme mal en público".
La tripa de Móstoles
Ajeno a la polémica conyugal, el presentador seguía anunciando "bingo", cada vez que anotaba una medida nueva. "Que salga el tapicero", anunció José Manuel. "Éste en vez de clavar los clavos con el martillo lo hace con la cabeza. Sal, hombre, y que te vean el ejemplar que llevas encima", vociferé el del micrófono. Santos Duque, de 35 años, se resistía a enseñar la testa. Su hija Elena le animaba: "Que sí, papá, que eres el más cabezón". El tapicero de Lavapiés, por fin, se decidió. 61 centímetros de ancho por 66 de alto. Se llevó el premio: una gorra y dos panes. "Ya en la mili nunca me quitaba la visera por lo cabezón que era", decía el agraciado.Después llegó el turno de los barrigones. Diez concursantes lucieron sus orondas tripas. Pero sólo una, la de Julián Núñez, con 126 centímetros, dio la talla. Y se alzó con la barra de pan de metro y medio de largo y el barril de 100 litros de cerveza. Pero antes, este vendedor de embutidos, de 50 años, venido de Móstoles para participar en el concurso de rana -donde también ganó-, desveló su secreto: "Una barriga así sólo se consigue a base de cerveza y buenas chuletas"
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