BARCELÓ PESCA PULPOS CON LAS MANOS
El pintor mallorquín Miquel Barceló, de 38 años, habita frente al mar bajo una torre medieval. Veranea y trabaja in tensamente, blindado al bullicio, en su casa estudio de Sa Devesa de Ferrutx, en Artá (Mallorca). El artista no es un personaje elitista que cultive lo oscuro o la marginalidad. Tampoco es un habitante de la frivolidad. Fue futbolista juvenil y es un buen hincha del Barç; le place la tauromaquia y es amigo de Curro Romero, Esplá o el flamenco Rancapino. Procura mantenerse en excelente forma física, caminando por la montaña, jugando a ping-pong y, sobre todo, nadando en el mar y buceando. Tal y como hacía durante su infancia en Portocolom, Barceló se sumerge bajo las aguas de Sa Coloia de Sant Pere, a pulmón libre, y con las manos desnudas atrapa pulpos. Cuando el viento lo permite, sale a la mar con el llaut -falucho mallorquín- la Gran y pesca al volantín serrano.-
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