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Mendoza: "Había un interés bastante importante por repartirse mi herencia"

Carlos Arribas

Como casi un acto de heroísmo calificó Ramón Mendoza cuatro días después la respuesta de sus hombres a las "sorprendentes y extrañas" maniobras que condu jeron a su vicepresidente económico, Juan Miguel Villar Mir, a presentar su dimisión de la junta directiva del Real Madrid. El equipo ha superado el primer trago tras la crisis, la presentación de los avales ante la Liga, y un Mendoza irónico y dominador de la situación habló por, primera vez del asunto. "Había un interés bastante importante por repartirse mi herencia", dijo. "Pero era una pura utopía".

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"En estos tiempos ya nada se puede dejar atado y bien atado. Todo está en manos de los socios". En una conferencia de prensa monólogo, rodeado de seis de sus directivos fieles, el presidente del Madrid abonó las ideas creadas, no dio ninguna información nueva y remitió, sin citarla, a la teoría de la conspiración por la sucesión. Mendoza relató a su manera las causas y las consecuencias del "ruido de sables" que se oyó en la sala de juntas del Bernabéu el jueves por la tarde. "Fue una de las situaciones más difíciles que yo y mi junta hemos tenido que sobrellevar", dijo Mendoza, que, a su manera, noveló los acontecimientos que estuvieron a punto de provocar "una catástrofe ecológico-deportiva". El futuro del Madrid estuvo en juego, según la versión presidencial. Villar Mir, mientras tanto, guarda silencio.La novela de Ramón Mendoza tiene unos personajes malos, Villar Mir y su equipo, y unos héroes, los directivos que se quedaron. El escenario, un club apetitoso, con problemas económicos derivados de los 7.000 millones de pesetas nvertidos en remodelar el Bernabéu y con la necesidad de reforzarse deportivamente sin endeudarse más.

"Uno sabe que tiene que estar siempre con la mosca detrás de la oreja", dijo Mendoza. "Uno tiene que estar bien atornillado al sillón, pero esto fue una situación creada de golpe, de improviso, que nos creó una sensación de extrañeza y de sorpresa, un estupor del que no hemos salido. No oímos ningún ruido de sables antes de la reunión, pero allí salió el sable. Era una posibilidad de dejarnos heridos de muerte. Cuando entró en la candidatura, Villar Mir se ofreció para remediar los males económicos a corto plazo, los endémicos de la sociedad, se ofreció para conseguir un préstamo. Durante mes y medio, Villar Mir negoció con la firma de la auditoría la cuantificación de los avales. Nos decía todo el tiempo que no iba a ser casi nada y hasta el último día no supimos cuánto".

Pasada la fase previa, en la que Mendoza, de 68 años y 10 como presidente del Real Madrid, empezó a olerse lo que podía pasar -"el problema era que todos querían sucederme. Yo ya he dicho que a los 70 anos me quiero largar si la vida no me larga antes, pero pretender tomar el poder al poco de unas elecciones es una utopía"- y pasó. "De improviso, hace cuatro días, Villar Mir nos planteó un ultimátum para avalar la parte que le correspondía, 400 millones de pesetas. Eran dos condiciones", continuó Mendoza. "El cese inmediato del gerente, Manuel Fernández Trigo, algo inaceptable porque a una persona que lleva 17 años en el club no se le puede echar de un día para otro a menos que haya pruebas de algún proceder extraño, y reflejar en el acta la venta de la Esquina del Bernabéu, algo que nos habría solucionado los problemas económicos y los avales pero que, en todo caso, deben decidir los dos tercios de los socios en asamblea y no la junta. De remate, se negaron a firmar unas cuentas hechas por ellos. No desconfiamos, pero, por si acaso, hemos solicitado a la Liga una auditoría complementaria".

Entonces, entraron en acción los héroes, siempre según Mendoza. "Los directivos que quedamos nos vimos obligados a salir a la calle para lograr en dos días un aval. Ha sido un gesto de hombría y responsabilidad el de los directivos; que han avalado, alguno bastante más que otros, una cantidad muy importante [Mendoza no quiso dar cifras pero los avales que el Madrid llevó a la Liga ayer se acercan a los 2.000 millones de pesetas]".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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