Un estudiante muere apuñalado cuando volvía de entregar alimentos para Sarajevo
Antonio Miguel Pérez Castañera, universitario de 26 años, había acudido a la plaza de Legazpi para entregar en el almacén municipal algunos alimentos con destino a Sarajevo, la ciudad situada a 2.500 kilómetros donde se ha instalado la violencia de la guerra. Horas más tarde, cuando entraba en el portal de su casa en Madrid, alguien apuñaló a Antonio hasta la muerte.El hecho ocurrió en la noche del martes, junto al número 16 de la calle de Aldeanueva de la Vera, en el barrio de San Ignacio de Loyola, del distrito de Aluche. Los familiares de Antonio recordaban ayer que el universitario regresaba a casa tras hacer unas compras y depositar algunos alimentos en el almacén municipal con destino a Sarajevo.
Su novia le encontró agonizando a las 21.30, cuando aún no había anochecido. Sobrecogida, le descubrió con el cuerpo ladeado y con un puñal incrustado en el corazón. Avisó a la policía y a las ambulancias, pero cuando llegaron Antonio ya no tenía vida. Según la versión policial, varias personas le atracaron para arrebatarle la cartera, que ayer por la noche aún no había sido hallada.
Los agentes aseguran que no conocen posibles testigos de la agresión. Ni siquiera los vecinos oyeron algo desde sus pisos. Cerca del lugar donde pereció Antonio no hay bares ni comercios.
Uno de los inquilinos del bloque número 16 que se topó con el cadáver contaba ayer que Antonio iba vestido con pantalón corto, camiseta y chanclas. "Tenía en el pecho clavado un objeto punzante y apenas le salía sangre", agregó. La novia del fallecido relató a los vecinos que había quedado con él por la tarde para entregar comida con destino a la ciudad de Sarajevo. Luego pensaban irse a comprar unas zapatillas. Pero al final fue solo.
Los residentes pudieron comprobar cómo la policía sacaba de sus bolsillos bastante dinero. Según una inquilina, "la cartera no se le encontró, pero sí le quedaba dinero". Esta pista hace pensar a la policía que Antonio se enfrentó a los supuestos agresores.
La víctima vivía con varios estudiantes en régimen de alquiler en un piso bajo del bloque. No se había ido de vacaciones porque así podía seguir cerca de su novia. Le quedaban sólo dos asignaturas para acabar la carrera de Ciencias Políticas en la Complutense.
Para los vecinos, Antonio era un chico educado y elegante. "Nunca había dado problemas, era una persona ejemplar", comentó una de sus primas, que se trasladó ayer a Madrid desde Cáceres, su ciudad natal. Sus restos fueron trasladados ayer hasta la localidad extremeña.
Los vecinos del barrio de San Ignacio de Loyola estaban ayer indignados tras conocer la noticia de este asesinato. "Esto está infestado de toxicómanos y asaltantes, y se veía venir", comentó exaltada Adela, una vecina a quien ya han robado el bolso en una ocasión.
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"Antonio se volcaba, con los demás" recuerdan familiares de la víctima
Según Andrés, un comerciante, en la zona donde se cometió el asesinato no se puede vivir desde hace varios meses "porque la droga se, mueve a raudales".Algunos residentes del barrio atribuyen la inseguridad a los inquilinos de las viviendas sociales: "Ellos han convertido esto en un infierno", aventuran.Desde Cáceres
La novia del fallecido avisó a los padres de Antonio a Cáceres, pero no se atrevió a comunicarles por teléfono la triste noticia. Sólo tuvo palabras para decir que su prometido estaba mal por un ataque de apéndice.
-Cuando los padres de Antonio llegaron de madrugada al piso de su hijo en Madrid, el mismo lugar donde había sido asesinado, se enteraron de su muerte. Sus parientes entraron en el portal horas después de que el juez ordenara el levantamiento del cadáver.Ayer a medíodía, en el Instituto Anatómico Forense, los familiares de Antonio no tenían ánimos ni para hablar. El dolor les impedía pronunciar cualquier palabra. Una prima de la víctima recordaba a Antonio por su gran corazón: "Era un chico divino, incapaz de decir algo malo, y le ha tocado a él de forma injusta". Según su familia, "Antonio era un hombre volcado con los demás" y siempre estaba pendiente de la gente.
Una pareja de agentes del Cuerpo Nacional de Policía se paseaba ayer por la calle de Aldeanueva de la Vera. Según los vecinos, los policías llevaban mucho tiempo sin pasar por la zona. Un barrio donde los robos son frecuentes, sobre todo, según los vecinos, desde hace cuatro meses.
Algunas madres incluso impiden a sus hijos que bajen a la calle a jugar. "Yo tengo dos críos y procuro que cuanto menos tiempo estén en la calle, mejor, por culpa de esos gamberros", manifestaba Carmen.
Otra vecina de la zona aseguraba que no solamente sufren robos, sino también destrozos. "A mí el coche me lo rompieron el otro día porque no se conforman con asaltar, sino que también les gusta romper cosasPedirán más vigilancia
Varios residentes y comerciantes anunciaron ayer que van a pedir mayor vigilancia policial en la colonia de San Ignacio de Loyola. "Esperemos que no haya más víctimas; y si hay que ir a ver al alcalde, iremos a ver al alcalde", gritaba el camarero de un bar de la calle del General Fanjul.
Cerca del lugar donde falleció Antonio, y sobre una pared, está escrita esta frase: "Aquí se vende droga".
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