"Me retiro"
Antonio Martín deja el baloncesto. Pasa por alto sus 29 años y el puñado de ofertas que tiene encima de la mesa y se retira. No se encuentra en plenitud física y ha decidido poner fin a 11 años de carrera profesional: "Dejo el baloncesto. Es una decisión madurada, muy pensada, y creo que acertada. Me retiro".Pregunta. ¿Por qué?
Respuesta. Es una pregunta difícil. Cuesta dar explicaciones que son sensaciones excesivamente personales. Por hacerlo bien con el baloncesto, que tan bien se ha portado conmigo. Trato de ser honesto con él y lo mejor es que no juegue por mi situación física. Hago frente a la realidad, encaro la verdad y lo dejo.
P. O sea ¿es una cuestión física?
R. Un tanto por cierto importante se debe a que mi condición física no es la idónea. Tampoco estaría a gusto desarrollando un baloncesto que no me llenara. Para seguir, necesitaría estar en plenitud de facultades. Y no me encuentro así ahora.
P. ¿Se pueden concretar esos problemas físicos?
R. Da igual; estoy muy hecho a todas las lesiones.
P. ¿El desgaste físico degenera en un desgaste anímico?
R. A un jugador le afecta no encontrarse en plena forma y no poder entrenarse al nivel adecuado para tener una sensación de seguridad en la cancha. Puedes disimularlo con otras armas, pero nunca me he considerado un jugador con el suficiente talento natural como para desarrollar un buen juego estando mal físicamente. Otros sí, yo no.
P. ¿Puede entenderse su decisión como un gesto de prepotencia: o juego en el Madrid o en ningún sitio?
R. Cada uno va a sacar su conclusión, pero mi decisión es coherente. Ni una oferta del Madrid me habría hecho seguir jugando al baloncesto.
P. ¿A cuántas ofertas renuncia con esta decisión?
R. A más de una, de dos y de tres. Contundentes y con mucha fe en mí como jugador. Aprovecho para agradecer el interés que han mostrado por mí y para pedir disculpas si es demasiado tarde para anunciar esta decisión.
R. ¿Y a cuánto dinero?
R. Renuncio a ganar una cantidad de dinero difícil de ganar en otras profesiones. Es un dato que no ha influido en mi decisión.
P. ¿No es traumático retirarse con tan sólo 29 años?
R. Por mi edad, parece que es una retirada prematura. Yo he intentado que todas estas cosas fueran elementos relativos a la hora de tomar la decisión.
P. ¿Su decisión da la razón a los que aseguraban que estaba acabado para el baloncesto?
R. A lo mejor, sí. Pero no lo dejo porque me sienta acabado, ni porque crea que no pueda dar ni un paso más en una cancha. Lo dejo porque el paso que a mí me gusta dar en una cancha no lo puedo dar ahora.
P. No es la retirada soñada. No es un adiós como el de Epi.
R. No soy muy de idealizar momentos puntuales en mi carrera deportiva. Ni siquiera me había acercado a imaginar que mi retirada iba a ser así. No le doy tanta importancia, aunque en cierto aspecto envidio a un jugador como Epi. Más que por su retirada, por todo lo que ha hecho.
P. ¿Es una retirada por la puerta grande o por la de servicio?
R. De puerta grande tiene poquísimo, y de servicio... me gustaría quererme un poco más. Estoy saliendo por una ventana del primer piso y haciendo el menor ruido posible.
P. Cuando dejó el Madrid, comentó que esto era un negocio que no dejaba espacio a los sentimientos, pero esta decisión tiene más que ver con los sentimientos y la ética que con los negocios.
R. Sí, pero ser profesional no está reñido con la ética. Deberían ser cosas sobradamente llevables. Esto puede ser una decisión de corazón, pero también madurada con la cabeza. Trato de no dejarme llevar sólo por los sentimientos. También observo la realidad.
P. ¿El baloncesto ha llegado a aburrirle?
R. No, en absoluto. No he perdido la ilusión. He dejado de jugar hace 15 días. En realidad, mi decisión se debe a la ilusión que tengo por el baloncesto y al respeto hacia él. No es un sentimiento de 'estoy harto y cuelgo las botas'. No es nada parecido a eso. De esa manera habría sido más fácil autoconvencerme para seguir jugando. No me voy por aburrimiento.
P. ¿Cuáles son sus proyectos inmediatos?
R. A lo que menos tiempo le he dedicado es a plantearme qué voy a hacer el 1 de agosto o el 1 de septiembre. Pero nada más lejos que sentirme trapecista y sin red. No tengo la sensación de que suelto las manos del baloncesto y me voy a caer.
P. ¿Es el único culpable de su situación o tiene que lanzarle algún reproche a alguien?
R. Ni siquiera a mí mismo. A los demás, en absoluto. No tengo ninguna gana de lanzar reproches y menos en estos momentos. Asumo con cierta entereza mi responsabilidad, pero no me noto mal; ni me siento culpable.
P. ¿No es una decisión triste, entonces?
R. Triste en el sentido que creo saber intuir lo que supone dejar de hacer algo que has hecho en los últimos 16 años de tu vida. Pero mi estado anímico no corresponde al que se pueda intuir. Yo me siento bien.
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