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Un disparo en la nuca

Las informaciones de EL PAÍS obre el balazo que mató a la etarra causaron una fuerte polémica

La muerte de la presunta etarra Lucía Urigoitia durante la desarticulación de un grupo del comando Donosti, en la noche del 22 al 23 de julio de 1987, desató una fuerte polémica tras la difusión por EL PAÍS, el día 25, de que el disparo fatídico fue hecho por un guardia civil a bocajarro y en la nuca.Las posiciones oscilaron entre pedir una investigación y una delimitación de la responsabilidad, y solicitar la condecoración de los agentes, como hizo Abc el día 26 en su editorial Son héroes admirables, no presuntos criminales.

Al ir conociéndose los resultados de la autopsia, según los cuales la víctima recibió el tiro a corta distancia y en la parte posterior del cuello, unos insistieron en que el impacto fue en la nuca y otros lo negaron. Así, el día 30, Abc y Diario 16, dirigido por Pedro J. Ramírez, el actual director de El Mundo, publicaron sendos editoriales con los títulos de Ni en la nuca, ni a bocajarro y No fue en la nuca.

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A continuación se recogen de manera extractada las informaciones de EL PAÍS.

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24 de julio de 1987. Interior acusa al juez de obstruir la investigación tras detener a nueve etarras. Así tituló EL PAÍS su información sobre la desarticulación del comando. El antetítulo fue: Una activista muerta y un gran arsenal incautado en San Sebastián.

Según algunos vecinos, la acción se inició pasadas las once de la noche en Pasajes de San Pedro con la detención de dos personas en un Renault 12. Una tercera, Urigoitia según los indicios, pudo huir y refugiarse en el número 3 de la calle de Renteria. Los efectivos de la UEI (Unidades Especiales de Intervención) de la Guardia Civil penetraron en la casa. Según la nota del Gobierno Civil, los agentes fueron recibidos a tiros y Urigoitia murió empuñando una pistola. Una vecina escuchó exclamar a una mujer: "¿Qué váis a hacer?".

En su editorial El éxito y la torpeza, EL PAÍS expuso: "El importante éxito policial ( ... ) ha ido acompañado, desgraciadamente, de un nuevo episodio en la deplorable animosidad existente entre los medios policiales y los jurídicos del País Vasco. Un importante golpe de mano ( ... ) queda así empañado ante la opinión pública por la torpeza de una disputa: tras las detenciones, el juez [Juan Piqueras], el fiscal [Fermín Zubiri] y dos médicos forenses se persona ron con extremada celeridad en el cuartel de la Guardia Civil donde se hallaban los sospechosos, en un poco ambiguo gesto destinado a evitar que se produjeran malos tratos. Inmediatamente, apelando al argumento policial de que "las primeras horas de los interrogatorios son las más productivas", el gobernador civil de Guipúzcoa [José Ramón Goñi] lanzó una acusación pública de que eso su ponía un obstruccionismo a la acción investigadora. La imputación del gobernador es grave. Revela ignorancia sobre el papel del poder judicial en el Estado y sobre los límites de las actuaciones de las fuerzas de seguridad".

25 de julio. EL PAÍS tituló: La etarra muerta recibió un tiro en la nuca a bocajarro. La información, difundida también por El Independiente, reflejaba que, según la autopsia, Urigoitia recibió un tiro a escasos centímetros y que el orificio abierto tenía los contornos chamuscados, característica de los que se hacen a quemarropa, y restos del pelo de la joven. El Gobierno sólo habría tenido conocimiento de los hechos a mediodía del 24. El ministro del Interior, José Barrionuevo, no habría sido informado con anterioridad por sus subordinados. El fiscal general, Javier Moscoso, negó que el ministro de Justicia, Fernando Ledesma, le hubiera llamado para que retirara del cuartel al fiscal que junto al juez Piqueras se presentó en él en los primeros interrogatorios a los detenidos. El Consejo General del Poder Judicial había enviado a dos vocales para que investigaran su intervención.

EL PAÍS, en su editorial Una bala en la nuca, planteó: "El conocimiento de que el cuerpo ( ... ) presenta un impacto de bala a bocajarro y en la nuca abre graves interrogantes respecto al comportamiento policial. Estas interrogantes explican, a su vez, la celeridad del juez ( ... ) en tomar declaración al resto del comando detenido, celeridad que ha sido criticada sin fundamento alguno por ( ... ) Interior. ( ... ) La responsabilidad legal en que haya incurrido el autor material de la muerte de la etarra debe ser determinada por los tribunales. ( ... ) La posibilidad de que ( ... ) haya sido rematada cuando estaba en el suelo, en un acto de nerviosismo por parte de algún número debe ser investigada

26 de julio. Abc publicó su editorial Son héroes admirables, no presuntos criminales: "( ... ) Hay un guardia civil con costillas rotas de un disparo que no fue mortal gracias al chaleco antibalas (...). La maniobra de ahora responde a una astucia terrorista que es de manual y (...) se encamina a llevar ante el juez a los ( ... ) autores de la hazaña, transformándolos de héroes en presuntos criminales".

29 de julio. EL PAÍS recogió el informe de la autopsia, según el cual Urigoitia murió de un disparo en la zona de la nuca realizado a menos de dos palmos de su cabeza y de arriba abajo.

El presidente Felipe González dijo que las fuerzas de seguridad necesitaban tranquilidad para poder trabajar, Barrionuevo solicitó en París la detención y expulsión de Francia de la cúpula de ETA y el CGPJ respaldó a Piqueras.

30 de julio. EL PAÍS informó de que Piqueras había elevado a sumario la investigación.

El Gobierno estaba tranquilo: "Se ha podido comprobar [de acuerdo con el informe oficial de la autopsia] que no hubo tiro en la nuca ni a quemarropa ( ... ), sino una respuesta instintiva del agente ( ... ) al observar que la etarra seguía disparando después de haber sido herida (...) y arrastrada hasta la puerta".

Abc publicó su editorial Ni en la nuca, ni a bocajarro: "( ... ) muy grave que se haya confundido a los lectores con un inexistente tiro en la nuca". Diario 16, otro, No fue en la nuca. (ver recuadro d abajo).

15 de julio de 1988. EL PAÍS publicó que el disparo se hizo "prácticamente tocando la piel", según el sumario instruido por Piqueras y elevado entonces a la Audiencia de San Sebastián. En él se consideraba que Urigoitia fue alcanzada "por dos disparos en dos momentos distintos". El primero, en el tiroteo inicial. Del segundo, según el juez, sólo fueron testigos su autor y, parcialmente, dos compañeros. El agente dijo que arrastró a Urigoitia hacia la salida hasta que se resintió de sus lesiones; que, al soltarla, ella efectuó otro tiro, y que, al sentir la onda expansiva en un tobillo, él se giró y disparó inmediatamente sobre el bulto. Su sargento, que vio un fogonazo en el arma de la activista, disparó antes que aquél.

26 de octubre de 1990. Caso sobreseído por falta de pruebas.

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