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"No fue en la nuca", sentenció Ramírez

El diario entonces dirigido por Pedro J. Ramírez no pudo ser más tajante hace ocho años: "La etarra Lucía Urigoitia no murió de un tiro en la nuca". Así comenzaba el editorial No fue en la nuca que publicaba el 30 de julio de 1987 Diario 16.En clara referencia a El PAÍS, que el sábado 25 de julio de 1987 había titulado en primera página La etarra muerta recibió un tiro en la nuca a bocajarro, el editorial del diario dirigido por Ramírez aseguraba cinco días más tarde: "Los que se han empecinado en cargar el suceso de graves acusaciones, sin pruebas suficientes, deberán dar ahora la razón de sus actos. Lo mismo que los que se apresuraron a ofrecer la versión envenenada".

El comentario editorial salía en defensa de José Barrionuevo, en la presunción de que las informaciones fueran fruto de una "manipulación sistemática de la realidad para forzar la caída del ministro del Interior". "Los mismos que se empeñan en forzar la caída de Barrionuevo están contribuyendo con sus excesos a mantenerlo en su puesto", afirmaba después. Por otra parte, el periódico dirigido por Ramírez acusaba a los que habían descrito la muerte de la supuesta etarra como consecuencia de un tiro a bocajarro, de tratar de "mezclar a la Corona en todo esto".

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Un disparo en la nuca

A partir de ahí, el editorial avalaba la teoría de que "la vícima tenía una pistola en la mano y disparó contra los guardias civiles. Todo sucedió en unos segundos y en una verdadera situación límite". Y añadía: "Rematar a su víctima en el suelo, mediante un tiro en la nuca, es una monstruosidad. Y aquí se ha querido dibujar la estampa del guardia incontrolado y sin escrúpulos. Del tiro en la nuca a la muerte en legítima defensa hay un abismo moral".

Después de todo, afirmaba el editorial, se trataba de "un acto de servicio". "EI guardía civil que disparó dos veces contra la terrorista, un tirador de élite, lo hizo seguramente a matar, tras recibir un impacto en su chaleco antibalas. Pero no fue un tiro en la nuca. Ésa es la sutil pero decisiva diferencia entre un crimen y un acto de servicio".

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