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Muere desangrado de 11 puñaladas el portero de una sala de 'bakalao'

La sangre estalló con la atronadora música cuando era la hora de comer. Moisés Robinson Cáceres Prádenas, ciudadano chileno de 33 años, falleció el pasado sábado apuñalado en una reyerta ocurrida en el interior del disco-bar Stick, un sala de bakalao situada en el número 90 de la calle de Hortaleza, según informó la Jefatura Superior de Policía. El hombre fallecido trabajaba de portero en el pub los viernes , desde la madrugada hasta las tres de la tarde del sábado, según comentaron sus familiares.

Tras la sangrienta pelea, el dueño del disco-bar trasladó al herido a la clínica Fremap de Majadahonda, a unos 20 kilómetros de Madrid, donde ingresó cadáver a las 14.40 horas. Según explicó un enfermero, "el hombre murió a causa de una hemorragia masiva, puesto que presentaba numerosas puñaladas en el tórax y en los brazos". "No entendemos cómo le trasladaron aquí tan lejos, si le hubieran llevado a otro centro a lo mejor le podrían haber atendido antes", agregó el empleado sanitario.La versión policial indica que dos personas asestaron 11 puñaladas no demasiado profundas al fallecido en el interior de la discoteca. "Ninguna persona vio cómo ocurrieron los hechos", añadió el portavoz de la Jetafura Superior de Policía. Sin embargo, los amigos de la víctima creen que hay varios testigos de la agresión. El dueño de la discoteca fue detenido el sábado por la noche y ayer salió en libertad, según la policía. Los autores de las puñaladas no han sido detenidos, aunque, según la policía, podrían estar identificados.

La discoteca Stik, que abre de siete de la mañana a tres de la tarde, permanecía ayer por la mañana abierta. Uno de sus camareros, llamado José, aseguro que la pelea se desarrolló en la calle. "Se pegaron en la calle y nadie vio nada", agregó. Sin embargo, dentro del local se podía apreciar la huella de un gran charco de sangre. Este empleado negó cualquier vinculación laboral del fallecido con la sala. "Aquí trabajó hace tiempo". El PAÍS intentó ayer sin éxito conocer la versión del dueño de la sala.

La familia del fallecido afirma que Moisés estaba trabajando de portero en Stik los viernes por la noche. "El dueño del local le encargó que trabajara para limpiar el local", comentó su suegra. Su mujer, entre lágrimas, comentó ayer: "Mi marido era un persona trabajadora, sin ningún tipo de problemas; no sabemos cómo ha ocurrido. Tampoco la policía nos aclara nada". En un primer momento, los agentes indicaron que el origen del suceso podría estar en un ajuste de cuentas entre pastilleros [traficantes de drogas en pastillas de diseño]. La familia de Moisés niega tajantemente esta información: "Estamos muy enfadados con la policía", añade su esposa. "El no tenía que ver nada ni con pastilleros ni con nada, sólo le tenían envidia porque era alto y guapo".

Los amigos de Moisés esperaban ayer con ansiedad resolver algunas cuestiones que los agentes no han aclarado. "Si falleció a las tres de la tarde, ¿por qué no nos avisaron hasta las once de la noche?, se preguntaron sus familiares. "Nos están tratando mal porque era chileno y por el lugar donde murió, es inadmisible que se le relacione con otros asuntos", se quejaban ayer algunos de sus más allegados.

Tampoco entienden cómo el dueño de la sala, José, dejó a Moisés en la clínica y se marchó sin avisar a la familia. "Él conoce de sobra a Moisés, y podía habernos avisado. No está dando la cara porque oculta algo", se lamentan. "Todo es muy extraño, aquí nadie nos dice nada", denuncian los parientes.Hospitalizado lejos

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La familia del fallecido y los facultativos del centro no comprenden cómo el empresario llevó al herido a un lugar tan lejano: "Si hubiera avisado a una ambulancia a lo mejor no se habría muerto", dice la mujer. Según el primer avance de la autopsia, Moisés murió desangrado.

Moisés estaba casado y tenía dos hijos pequeños, además de otro hijo de su primer matrimonio. Desde que llegó a España, siempre había trabajado de portero y encargado en varias discotecas de Madrid.

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