Tres mujeres en el 'Juan Sebastián de Elcano'
Se gradúan las primeras alféreces de fragata de la Armada española
¿Qué hace una mujer aquí? Varios almirantes suramericanos formularon esta pregunta cuando vieron a las tres guardias marinas españolas en las recepciones ofrecidas a la tripulación del buque escuela de la Armada Juan Sebastián de Elcano.Anita Sánchez Pandal de 24 años y natural de Llanes (As urias); Daniela Ramírez Cagigas, de 24 y nacida en Jerez de la Frontera (Cádiz), y Ménica Cuervo de la Calle, 23 años y nacida en Oviedo, recibirán mañana en la Escuela Naval Militar de Marín (Pontevedra) los reales despachos que las acreditarán como las tres primeras alféreces de fragata con las que va a contar la Armada española. Acaban de regresar del viaje de fin de carrera con el que los guardias marinas completan su formación a bordo del Juan Sebastián de Elcano.
A bordo del buque escuela, las tres únicas mujeres de una tripulación de 319 personas no han observado ni sentido un trato especial de favor hacia ellas por parte de sus superiores y de sus compañeros. Aunque la diferencia se establecía cada noche. Las tres dormían en una antigua enfermería habilitada con tres literas.
A Anita Sánchez su vocación naval no le viene de familia. "Me gustaba ya de pequeña la vida militar", reconoce la guardia marina, "y siempre había deseado ser piloto naval". Anita Sánchez se incorporará dentro de unos días a su destino a bordo del buque de transporte Aragón, con base en el puertodde Rota, uno de los navíos que han tenido como misión el transporte de las tropas españolas destacadas en Bosnia.
Viajar en el Juan Sebastián de Elcano es una experiencia "única, maravillosa e inolvidable". Daniela Ramírez confiesa que no será fácil olvidar la "convivencia armoniosa" de los últimos meses. Un ambiente de compañerismo entre todos en el que, a veces, se dejan a un lado los galones y los grados. Esta andaluza de Jerez quería ser piloto naval de pequeña. Pese al auge de la objeción de conciencia, Daniela siempre fue partidaria de que las mujeres hicieran el servicio militar.
Desde que ingresé en la Escuela Naval de Marín nunca percibió un trato favorable hacia ella. "Todo lo contrario" explica, "al ser mujeres nos hacen notar que tienen que exigirnos exactamente lo mismo que al resto". Sin embargo, su condición femenina en un ambiente tradicionalmente masculino ha llegado a saturar a las tres jóvenes guardias marinas. Daniela Ramírez recuerda un día en el que en un puerto del Caribe se formaron enormes colas para visitar el buque escuela. Había tanta. gente que tuvo que ordenar las visitas para evitar aglomeraciones. "Cada tres personas preguntaban cómo había llegado una mujer a la Armada, y así, hasta cuatro horas".
Tres mujeres entre tanto varón podría ser argumento para una aventura amorosa, pero "en este ambiente no surgen piropos ni nada por el estilo porque todos somos compañeros".
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