Derrota de la ONU
LA FINA línea que separaba a Srebrenica del desastre ha saltado: los cascos azules se han desbandado ante las tropas serbias de Bosnia que ayer conquistaron ese enclave habitado por unas 40.000 personas. La fuerza de paz de la ONU en la antigua Yugoslavia sufre con ello la que probablemente es su mayor hecatombe desde el comienzo de la última guerra en los Balcanes.¿Qué hacen las tropas internacionales en Bosnia si su presencia no, impide a los serbios ocupar una ciudad que había sido declarada, mediante acuerdo del Consejo de Seguridad, como una de las seis zonas bajo protección especial de la ONU? ¿Para qué sirve el compromiso asumido por la OTAN de poner su fuerza al servicio de las Naciones Unidas como garantía de cumplimiento de los acuerdos de la organización internacional? .
Los cascos azules holandeses instalados en Srebrenica no estaban allí para combatir, sino para socorrer a la población civil. En ese sentido han cumplido su misión Y, con toda probabilidad, lían contribuido, a reducir la tragedia humana de esos 20.000 pobladores que decidieron abandonar el enclave con ellos antes de que entraran las fuerzas ocupantes serbias.
Pero eso no impide concluir que la continuidad de las fuerzas de la ONU en la zona se halla en entredicho una vez que las fuerzas serbias de Bosnia han decidido lanzarse a la ofensiva para abortar cualquier tentativa de mediación internacional.
Bajo la sombra del presidente de la nueva Yugoslavia, Slobodan Milosevic, que pese a sus dotes transformistas siempre termina' por prestar-apoyo -político, económico y también militar- a sus parientes de Bosnia, los hombres de Radovan Karadzic quieren forzar la retirada de la ONU, quizá para dirimir criminal y militarmente la suerte de la guerra balcánica. La mejor prueba de ello es cómo han hecho caso omiso de los bombardeos aéreos de la OTAN, desencadenados en las horas anteriores. a la toma del enclave.
La presión para que se organice ya la retirada de las fuerzas de la ONU será casi insostenible en los próximos días. Pero no puede olvidarse que los cascos azules han ahorrado horrores adicionales a los que cada día ocurren en la antigua Yugoslavia. Por eso hay que hacer una última pausa antes de ordenar la retirada de nuestras tropas. ¿Va a repetir la comunidad internacional lo que ya hiciera en Somalia: abandonar vergonzantemente el territorio bosnio para dejar que los contendientes diriman sus diferencias bajo la ley de las armas?
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