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La reyerta de Vallecas continúa en el hospital

Las familias Simarro y González Samaniego, implicadas en la reyerta del pasado domingo en la avenida de Pablo Neruda, de Vallecas, que ocasionó un muerto y cuatro heridos, volvieron a enfrentarse ayer en los pasillos de la primera planta del hospital Gregorio Marañón, donde se encuentran ingresados un miembro de cada clan.La policía, que protege desde el lunes por la mañana a los dos heridos ingresados en estado muy grave en el Gregorio Marañón, evitó una nueva disputa entre los familiares, que se cruzaron en un pasillo y se desafiaron.

"Tenemos 40 policías custodiándoles en su casa y en el hospital, pero la tensión entre ellos es muy alta y puede explotar en cualquier momento", comentó uno de los agentes que vigilaba a los amigos de los heridos. Según la policía, varios hombres se intercambiaron insultos y amenazas. Uno de ellos gritó: "Les vamos a coser a puñaladas".

PASA A LA

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La policía separa a los heridos y envía a uno de ellos a otro centro sanitario

La Dirección General de la Policía solicitó ayer tarde el traslado de uno de los heridos para impedir una nueva tragedia. Según los facultativos, los funcionarios pidieron el cambio de centro por "motivos de seguridad". A las cinco y media de la tarde, Miguel Ángel Simarro, de 20 años, apuñalado en la espalda en la trifulca salió del hospital Gregorio Marañón con destino al hospital de la Princesa, Su pronóstico es reservado.En el Gregorio Marañón permanece ingresado Raimundo González Samaniego, de 28 años. Anoche su estado era grave a causa de la herida de cartuchos que le amputaron dos dedos y le alcanzaron el glúteo izquierdo. Ayer por la mañana su padre, Rafel González Samaniego, muerto en la sangrienta reyerta, fue enterrado en el cementerio municipal de Fuenlabrada bajo la vigilancia de una docena de policías. Después del sepelio, la hija del fallecido aseguró que la "guerra" entre ambos clanes comenzó con la pelea de dos pequeños.

"Las amenazas continuaron y luego uno de mis hermanos fue tiroteado cuanto estaba dentro de su coche", añadió la joven. Según la familia González, todos estos hechos han sido denunciados en la cornisaría de Vallecas. "Nunca nos han hecho caso, porque hay un agente de la policía relacionado con la familia Simarro y ellos son confidentes y amigos de la policía", agregó Teresa González. El responsable policial del distrito reconoció que ambas familias se llevan cruzando denuncias desde hace cinco meses. Sin embargo, negó las acusaciones de la familia González. "Nosotros no mantenemos relaciones con los Simarro ni los utilizamos para nuestro trabajo".

La familia González seguirá residiendo en la calle de Rafael Fernández Hijico, a 500 metros de la avenida de Pablo Neruda donde viven los Simarro. "Seguiremos en nuestra casa, a pesar de que siguen amenazando de muerte a toda la familia. Esperamos, que la justicia tome cartas y aclare lo que está pasando, para evitar más problemas", suplicó sollozando este familiar.

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