Todas las cartas fueron controladas ayer por escáner en el Palacio de Correos
Todas las cartas y paquetes postales fueron sometidos ayer a control con el único escáner existente en el Palacio de Correos y Telecomunicaciones de Madrid, tras las heridas sufridas el pasado martes por Remigio Fernández cuando manipulaba una carta bomba presuntamente dirigida por ETA al banquero Alfonso Escámez. El escáner fue un embudo que provocó que cientos de sacas de cartas se amontonaran en el muelle. "El escáner está hoy quemado", afirmaba uno de sus encargados. Todos los ministerios y centros oficiales han reforzado sus medidas de seguridad.
La inquietud se palpaba ayer entre los funcionarios de la central de Correos. Se quejaban de que, con las medidas de seguridad actuales, no hay manera de detectar una carta bomba. En el edificio únicamente hay un escáner, que hasta ahora se utilizaba sólo para cribar la correspondencia dirigida a instituciones oficiales (unas 30.000 cartas diarias), mientras que el resto (casi un millón) no pasa ningún control.La carta bomba que hirió gravemente a Remigio Fernández el martes entró por el muelle, procedente de la central de Chamartín, donde se había descubierto que su franqueo no era suficiente. La saca en la que estaba el sobre explosivo pasó por delante del aparato, pero no se introdujo en el mismo porque no iba a una institución oficial.El envío postal dirigido a Alfonso Escámez, presidente de Cepsa, fue llevado al departamento de tasas, donde lo recogió Remigio Fernández. Según sus compañeros, el funcionario intentó abrir parcialmente la misiva, como es su obligación, para ver si era un impreso como se hacía constar en el sobre.
El artefacto, compuesto de Medio metro de cordón detonante de pentrita, le estalló entre las manos y le causó graves heridas en los ojos y amputación de cuatro dedos. Uno de los dedos amputados fue encontrado ayer, miércoles, encima de una silla.
Interior ha ordenado a todos los ministerios y organismos oficiales que extremen sus medidas de seguridad. Desde ayer, los policías y vigilantes prestan especial atención a cartas y paquetes, así como a los bolsos y carteras de mano de los visitantes, lo que provocó aglomeraciones.
Funcionarios de Correos se concentraron ayer en las 52 jefaturas provinciales en demanda de mayor seguridad y criticaron a la dirección por no invertir lo suficiente en mejorar sus condiciones de trabajo. Correos asegura que ha invertido 3.000 millones desde 1990, cuando Pilar Fernández fue herida por otra carta bomba en Madrid.
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