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ACTIVIDADES CIUDADANAS

Los vecinos empiezan a dirigir casas de cultura en tres barrios del sur

Casas de cultura bajo la batuta vecinaI. Tres nuevos centros cívicos construidos por la comunidad en los barrios de San Fermín y Cornisa de Orcasitas (Usera) y en Palomeras (Puente de Vallecas) ensayan desde hace seis meses un nuevo modelo de gestión en manos de entidades ciudadanas. Ellas se encargan de programar actividades, mantener el recinto y afrontar todos los gastos. Sus fuentes de ingresos son las subvenciones institucionales para proyectos concretos y las cuotas de matrícula. Pretenden que sean los vecinos quienes den forma a estas casas de cultura.

Ellos se consideran un chollo para las instituciones, que con este sistema se ahorran sueldos y gastos de conservación. A cambio, las entidades vecinales consiguen un espacio adecuado para sus proyectos educativos, recreativos o de economía social. Las asociaciones creen que su mandato facilita la participación. El vecino puede apuntarse como alumno y también, lo que es más difícil en los centros oficiales, proponer algún proyecto y, si convence, ponerlo en marcha.Juan Sánchez, director del centro- Mariano Muñoz, de Cornisa, uno de los gestionados por los vecinos, cree que la ventaja de este modelo de gestión es que "va de abajo arriba, los mismos vecinos proponen y demandan".

"Corremos el riesgo de burocratizarnos, pero tenemos que aceptar el reto; también tendremos que enfrentarnos a las dificultades económicas", asegura. No entra a valorar por qué el anterior, gobierno regional del PSOE decidió dejar éste y otros centros en manos vecinales y no cederlos al Ayuntamiento de Madrid, del PP, que es quien coordina todas las casas de cultura de la ciudad.

"Lo importante es que la idea resulta positiva para los barrios porque algunos centros municipales están anquilosados", explica.

Las decisiones las toma un comité gestor formado por miembros de los colectivos que desarrollan iniciativas en el local. Cada tres meses se celebra una asamblea para decidir el rumbo de la experiencia. Sólo el director y una secretaria están en plantilla.

Por ahora, en el recinto, de tres plantas, funciona una biblioteca, una ludoteca, un punto informativo, una asesoría jurídica y un gabinete psicopedagógico y de logopedia. Estos servicios están atendidos por personal voluntario. Existe también un taller de formación en jardinería y viverismo para chavales de 16 a 21 años subvencionado por el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) y otro de apoyo escolar con ayudas del gobierno regional.

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Además, hay varios talleres de telares, costura, danza, teatro y gimnasio atendidos por monitores que cobran de las cuotas de matrícula. El centro sirve de base a la organización no gubernamental Vecinos sin Fronteras, que pretende servir de punto de encuentro con los inmigrantes que viven en Usera.

El pasado jueves se inauguró en el centro una terraza cafetería donde trabajan tres parados del barrio. La iniciativa, subvencionada con 10 millones de pesetas por el gobierno regional, pretende ser, además de una alternativa laboral para desempleados, una fuente de ingresos. Los posibles beneficios servirían para compensar las actividades deficitarias.

"Lograr autofinanciarnos"

La filosofía del centro cívico de San Fermín es similar. Y también las actividades. "El reto es conseguir la autofinanciación; estamos pensando montar un bar o alguna otra empresa de economía social que nos ayude, con el dinero obtenido, a pagar el mantenimiento y las actividades", explica Elsa Díaz Ladrero, una de los dos coordinadores de este recinto."El local está muy bien, pero quizá la Administración debía ayudarnos a su mantenimiento, al menos hasta que la experiencia cuaje" matiza.

"Lo bonito es que entre los vecinos ha tenido una gran acogida, hay muchos grupos que vienen por aquí a actividades puntuales o a proponer cosas", añade. El centro de Palomeras dispone de un espacio mucho más reducido que los otros dos, de modo que limita sus actividades.

En los ventiún distritos madrileños hay medio centenar de casas de cultura, regentadas todas ellas por el Ayuntamiento de Madrid. La excepción la marcan estos tres nuevos centros bajo la batuta vecinal. Fuencarral-El Pardo es, con cinco centros, el que más recintos culturales mantiene.

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