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EL TOUR

Mucho estajanovista y poco líder en España

Carlos Arribas

Los corredores españoles son más fuertes que nunca, son la base de los mejores equipos del mundo, pero, paradójicamente y exceptuando a Induráin, tienen menos aspiraciones que nunca. El Tour lo viven más como una amenaza a su bienestar que como una oportunidad de dar sentido a su carrera. Más capacidad física se acompaña de menos iniciativa; el sentido deportivo se sustituye por aspiraciones de tipo laboral. Cumplir la jornada -de forma estajanovista- y a descansar. Es e: peaje de un sistema de grandes equipos, que reproduce en España el viejo modelo italiano. Salvo alguna excepción, como k del Kelme, el único equipo medio.Laudelino Cubino tiene mentalidad laboral, pero menos. Le cabe el honor de ser el otro español que sale al Tour con algo más en cabeza que cumplir consignas. El bejarano del Kelme es obrero, pero con el rango de especialista. Lo suyo son los triunfos de etapa Cuando ha intentado luchar por la clasificación general de las grande vueltas se ha quedado con las ganas y sin nigún triunfo parcial, su elemento vi tal. La solución: coger un mapa y señalar la etapa ideal, a ser posible con algunos puertos y no muy tardía; llegar al Tour. y perder unos cuantos minutos entre la contrarreloj y en el llano, tanto para no malgastar fuerzas como para pasar inadvertido. El día d tendrá todo el equipo a su disposición. Los kelmes empezarán con guerras de guerrillas, desanimarán a posibles competidores y, idealmente en el penúltimo puerto -en el último los marcajes son mayores-, dejarán el camino expedito ara el ataque del bejarano. Todo un plan cuyo éxito depende luego de intangibles.

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Los estajanovistas se reparten en tres equipos. Los del Banesto son los más alienados. Trabajan para un compatriota y se sienten más partícipes. El éxito de Induráin les revertirá no sólo en una recompensa económica sino en la generosidad del navarro. Los Aparicio, Arrieta, Miranda, Marino Alonso, Davy, Garendia y Uriarte -llaneadores y todoterreno-, saben que sólo deben rendir cuentas a Induráin durante el Tour.

Más duro lo tienen los del Mapei, devotos de Rominger a tiempo completo. El suizo se vanagloria de su guardia de corps española. Su mentalidad es la del gregario a la antigua usanza. El ciclismo es un oficio. Unzaga, Arsenio y Mauleón funcionan como autómatas ante las órdenes. La presencia en el Tour de tanto español, extenuado por un duro Giro y machacado por las caídas, es sin embargo dudosa.

En el ONCE, los Herminio y Leanizbarrutia -dos maestros del trabajo a destajo- saben que ni siquiera van a luchar por un candidato a la victoria. Su trabajo para tanto extranjero se reducirá a labores de intendencia. Mauri será libre para brillar en las contrarreloj y para empujar en el gran objetivo: la contrarreloj colectiva.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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