"Soy el concursero mayor de TVE"

Asegura haber presentado unos 1.500 programas. Comenzó conduciendo Tal para cual en Euskal Telebista, después pasó por Antena 3 y se hizo cargo de La ruleta de la fortuna; en Televisión Española presentó No te rías que es peor, Esto es espectáculo y, durante tres años, Qué apostamos. Este verano Ramón García, bilbaíno de 33 años, conducirá en TVE-1 durante diez semanas el programa Cuando calienta el sol, un espacio donde, representantes de 28 localidades competirán en distintas pruebas culturales, deportivas y de habilidad.Pregunta. Parece abonado a los concursos.

Respuesta. Sí, parezco un chico concurso. Me divierten mucho y siempre acabo jugando como los concursantes, me lo paso bomba.

P. Con usted ha triunfado el modelo de chico normal.

R. Creo que ya formo parte del mobiliario de la casa. Siento que la gente me aprecia y que cuando no salgo en pantalla me echan de menos. Para los niños soy el amiguete, cómo el hermano mayor; para las madres el hijo, para las abuelas el nieto y para las que se quieren casar, el novio. Es divertido. Creo que soy el presentador más hogareño.

P. ¿Por qué cree que gusta?

R. Pues, a veces se lo pregunto a la gente y la respuesta general es que me ven como a uno más. Salgo como soy, con mis defectos y virtudes.

P. ¿Qué consejos le dio su amigo Joaquín Prat?.

R. Es mi maestro. De él he aprendido a hacer siempre lo que me gusta. Siempre decía que yo era el nuevo Joaquín Prat. Y para mí no hay mayor piropo, ahora que ya no está, que me digan que yo recojo el testigo de su trabajo. Me emociono, porque le quería y le quiero. Fue bonito conocerle y aprender muchas cosas de él. Era un espejo donde todos nos podemos mirar.

P. En Estados Unidos se descubrió que uno de los concursos más famosos, Quiz Show, estaba amañado. ¿Ocurre lo mismo en España?

R. No creo. Los concursos que yo he presentado, y soy el concursero mayor de televisión, en ninguno ha habido trampa. Y lo digo sinceramente. No tiene sentido.

P. ¿Ni en Qué apostamos?

R. No, jamás. Primero, porque yo no lo permitiría. Me parecería una falta de honradez. Y además complicábamos todavía más las pruebas. Lo adornábamos y acrecentábamos la tensión. Amañar un concurso de estas características no tiene sentido.

P. Están de moda las pruebas espectaculares.

R. Creo que se están llevando al límite las cosas. Sólo falta matar a los concursantes. En el Qué apostamos eran los participantes los que nos proponían las pruebas más raras. Para ellos lo más importante no es el premio. Además de demostrar su habilidad son protagonistas por un día.