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La 'vengadora del tocomocho'

Un ama de casa ahuyenta a golpes de carro de compra a dos timadores

Jan Martínez Ahrens

Adoración Quevedo, de 41 años, casada y con dos hijos "como soles", es la vengadora del tocomocho. Un especialísimo género urbano -el pasado miércoles, un jubilado de Aranjuez lo practicó con navaja- que esta mujer, inauguró el 26 de mayo, cuando, asaltada en plena calle por dos timadores, echó mano de un arma desconocida hasta la fecha: el carro de la compra. Letal. O casi. Mandoble va, mandoble viene, la señora, fisioterapeuta en excedencia, les puso en fuga. La gesta, que ella cuenta gustosa, ocurrió entre las sombras que rodean la plaza de la Puerta del Sol, en Coslada (85.000 habitantes). Por allí, a eso de las doce de la mañana, discurría Adoración, con 11.000 pesetas y un carrito gris de dos ruedas. Silencioso. Al llegar a una calleja solitaria, una mujer rubia, vestida de niña -canesú a flores y mangas de bombacho-, saltó a su lado.-¡Mira lo que tengo! ¡Mira! ¡Mira!, le espetó con gesto alelado, al tiempo que movía un décimo de lotería (el señuelo).

-¿Qué es lo que quieres, cariño? ¿Cómo te han dejado sola en la calle? -acertó a preguntar Adoración, en la creencia de encontrarse ante una deficiente.

-¡Mira! ¡Mira! -fue la única contestación.

Mientras la tonta insistía, llegó un hombre de unos 30 años, con barba y manos bien cuidadas. Vestía traje gris perla y camisa color hueso. Era el listo.

-¿Qué pasa? - preguntó.

-¡No sé qué coño le pasa! -contestó una ya embravecida Adoración.

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El hombre de barba cogió el décimo y sacó del bolsillo una lista de premiados. Error.

"Al ver eso me percaté del timo", recuerda Adoración cuya reacción fue fulminante:

A la tonta la agarró por los pelos -"me quedó sangre en las ufias"- y al listo le golpeó en el costillar con el rotundo carro de la compra. Los timadores salieron disparados. Tanto, que chocaron entre sí. Enfurecida y sin dejar de insultarlos, Adoración buscó piedras. Al no encontrarlas, agarró el carrito. Y, como los lanzadores de martillo, giró, giró y soltó., Objetivo: el hombre de barbas. "¡Si le doy, le parto!", murmura Adoración. Y es que, semanas después, aún les guarda un afilado rencor: "Si hubiese tenido una pistola, les habría matado". Al decirlo, mira de frente.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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